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La paradoja del coche médico de la F1 o cuando un antivacunas es quien lleva al doctor.

Hace sólo 11 meses, Alan van der Merwe apenas podía quitarse a las cámaras de encima en Bahrein, donde todos querían un plano del héroe que, una semana antes, había acudido al rescate de Romain Grosjean. El piloto del coche médico, que había trasladado de inmediato al doctor Ian Roberts al punto exacto del pavoroso incendio en el circuito de Sakhir, vivía su momento de mayor gloria desde su llegada a la Fórmula 1, allá por 2009. Sin embargo, en las próximas semanas Van der Merwe ni siquiera probará el calor del desierto en las tres últimas carreras del Mundial, dado que las autoridades de Qatar, Arabia Saudí y Abu Dhabi impiden el acceso a quien no haya recibido la vacuna contra el Covid-19.

La pasada semana, poco antes del GP de Turquía, la Federación Internacional (FIA), confirmó que Van der Merwe y Roberts habían dado positivo por el virus y ni siquiera viajarían a Estambul. Según la versión de Michael Masi, director de carrera de la F1, el origen de la infección pudo remontarse a la convivencia de ambos durante el GP de Rusia: «Obviamente, en Sochi pasaron mucho tiempo juntos en el coche», explicó el australiano.

En cualquier modo, todo parecía apuntar a un caso más, entre tantos que han venido salpicando el Gran Circo desde el inicio de la pandemia. Sin embargo, fue el propio Van der Merwe quien ha agitado las conciencias con un puñado de comentarios a través de sus redes sociales. «Las vacunas están demostrando que son seguras y efectivas en la gran mayoría de los casos. Pero ¿y si no estás en esa mayoría? Evitaré los riesgos, por muy pequeños que sean, aunque no nulos, hasta que se demuestre que me aportan ventajas, si es que alguna vez esto sucede», expresó el sudafricano.

«NO VIAJARÉ ALLÍ»
En ese momento, la FIA ya contaba en Istanbul Park con la pareja de relevo, formada por el doctor Bruno Franceschini y el piloto Bruno Correia, ambos procedentes de la Fórmula E. Los titulares, como señala el protocolo de la F1, cumplían estricta cuarentena, con la mirada puesta en el GP de EEUU, que arranca el 22 de octubre en Austin. Van Merwe, no obstante, deberá quedarse en tierra durante la gira final por el Golfo Pérsico. «En Suiza (me considero medio suizo) y otros países desarrollados, la infección previa cuenta tanto como una vacuna. Confío en que sepan lo que están haciendo y también respeto las reglas más restrictivas de otros países, así que no viajaré allí», admitió en relación a las tres últimas citas del Mundial 2021.

Las reticencias de Van der Merwe reabren el debate en torno a las vacunas en la F1, que desde el inicio de la pandemia hizo gala de su burbuja frente al virus. Hay que subrayar que la mayoría del personal ambulante, tanto de los equipos como de los trabajadores cualificados de la FIA, cuenta con el famoso green pass. Las mascarillas, las pruebas PCR y la distancia social siguen siendo moneda común en el paddock, entre otras motivos porque los equipos no han olvidado algunos casos que provocaron graves alteraciones.

En julio de 2020, Sergio Pérez se perdió dos carreras con Racing Point, que también fue golpeado, tres meses después, por el positivo de Lance Stroll. El caso más célebre afectó a Lewis Hamilton, que no pudo competir el pasado diciembre en el GP de Sakhir. En fechas más cercanas, Kimi Raikkonen también ha debido ceder su asiento en Alfa Romeo por culpa del Covid.

247 CARRERAS SEGUIDAS
Desde que empezaron a trabajar juntos en 2013, Van der Merwe y Roberts se convertieron en una de las instituciones de la F1, sólo opacadas por Bernd Maylander, el piloto del safety-car, que no se ha perdido una sola carrera desde el GP de EEUU de 2002. De hecho, hasta el pasado fin de semana, el binomio médico había tomado la salida, de forma consecutiva, en 247 carreras, una cifra sólo superada por Hamilton, que inició 265 entre marzo de 2007 y noviembre de 2020.

En 2006, Van der Merwe saltó a la fama como probador en un proyecto del equipo BAR-Honda, que buscaba nuevos récords de velocidad para un F1. Durante los test en el desierto de Mojave alcanzó los 413,2 km/h, aunque en la prueba oficial de la FIA, celebrada en el Salar de Bonneville (Utah), debió conformarse con los 397,3 km/h.

Fuente: El Mundo.

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