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Las autoridades redoblan los controles e interceptan a casi 2.000 migrantes en un día.

Casi 2.000 migrantes en una jornada. El Instituto Nacional de Migración (INM) ha informado este sábado de que el viernes 15 de octubre interceptó a 1.957 personas de distintas nacionalidades que se encontraban en México en situación “irregular”. La mayoría de ellas, más de 500, fueron “identificadas”, ha precisado el organismo, en el Estado de Oaxaca. Las autoridades redoblaron los operativos también otros territorios como Veracruz, Puebla o Chihuahua. Los controles, que abarcaron 22 entidades federativas del país, se producen en medio de un creciente flujo migratorio y de las incesantes negociaciones con Estados Unidos para frenar las caravanas, especialmente en las fronteras sur y norte.

El INM ha resaltado a través de un comunicado que “refrenda su compromiso por una migración segura, ordenada y regular, con total apego al respeto de los derechos humanos de las personas en condición de movilidad por territorio nacional”. Estas interceptaciones se producen solo una semana después de que el secretario de Estado Antony Blinken viajara a la Ciudad e México para reunirse con Andrés Manuel López Obrador y el canciller Marcelo Ebrard. La visita sirvió para sellar un nuevo plan de seguridad, llamado Entendimiento Bicentenario, que sustituye la Iniciativa Mérida, un programa de la Administración de George W. Bush que se había quedado sin efecto.

El acuerdo no aborda abiertamente, al menos en su primera fase, el fenómeno migratorio. Sin embargo, las miles de personas que llegan, principalmente de Centroamérica, en busca de un futuro en Estados Unidos, son un foco central de todas las reuniones bilaterales. México accedió, bajo las amenazas arancelarias de Donald Trump, a convertirse en una barrera. La derrota del republicano y la llegada del demócrata Joe Biden a la Casa Blanca reactivó la esperanza en un giro de las políticas migratorias estadounidenses y en el fin de la mano dura. Esa especie de efecto llamada se ha traducido, meses después, en el drama de multitudes de migrantes atrapadas en la ciudad fronteriza de Tapachula, en Chiapas, o el límite con Texas.

Hace semanas los Gobiernos de Biden y López Obrador vivieron momentos de tensión por la llegada de miles de refugiados haitianos procedentes de Sudamérica, sobre todo Chile y Brasil, al puente fronterizo entre Ciudad Acuña y Del Río, en la otra orilla del Río Bravo. México se preparó para asumir otra crisis migratoria ante la intransigencia de Estados Unidos, que expulsó a los migrantes sin miramientos, incluso con persecuciones a caballo. Esas imágenes recibieron críticas de organizaciones de defensa de los derechos humanos y el propio Biden tuvo que disculparse, se hizo cargo de lo sucedido y reconoció que la reacción había sido “indignante”.

Ahora México y Washington buscan renovar una serie de compromisos, en materia económica, de seguridad y de cooperación sanitaria, aprovechando las oportunidades que ofrece el relevo en la Casa Blanca. Esta semana Estados Unidos anunció la reapertura en noviembre, después de 19 meses de restricciones, de la frontera terrestre para viajes no esenciales de personas vacunadas. Y la migración se perfila como un reto prioritario de esta nueva etapa.

Fuente: El País.

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