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El enfado del Madrid por el tiempo añadido y el posible penalti a Vinicius: «¿Sólo cuatro minutos?».

Al ritmo del Riau riau, la famosa canción de San Fermín que cantaban los aficionados navarros en el gallinero del estadio, volvió el Madrid al Bernabéu un mes después. El equipo de Ancelotti perdió ante el sorprendente Sheriff y la grada tenía ganas de fiesta tras tantas semanas de ausencia y después de la victoria en el clásico. Pero la noche del miércoles fue fría, en el tiempo y en el juego. Los cinco defensas de Osasuna y sus cuatro triunfos a domicilio en Liga pesaron en el ambiente. Ni siquiera sirvieron los avances en las obras, que permitieron quitar algunos metros de lona para que la grada de animación regresara al fondo sur y contagiara con gritos al resto de la afición. Costó arrancar.

La primera parte sirvió para ver la desesperación de Ancelotti. El italiano es transparente, no oculta sus enfados. Los tuvo con Camavinga, que volvió al once junto a Asensio y Carvajal, las tres novedades de unas tímidas rotaciones. Los aspavientos de Carletto llegaron con casi todos los ataques de su equipo. Ansioso por la lentitud de los suyos en el movimiento del balón, insistió varias veces a Alaba y a Benzema, pero los blancos no encontraron el camino para derribar el muro navarro. El duelo exigía una electricidad que sólo sabía imprimir Vinicius, al que Soto Grado no señaló un penalti por pisotón de Lucas Torró al talón del brasileño. Tampoco lo vio el VAR. El joven delantero es el jugador de moda en el Bernabéu. Cada arrancada provoca el murmullo de la grada y él se sabe protagonista. Cuando escucha el silencio, alza los brazos pidiendo más apoyo. Y lo recibe. «¡Vini Vini!», le cantan.

HAZARD VOLVIÓ TRAS LA LESIÓN
En el descanso, Rodrygo entró por Camavinga, damnificado en la necesaria revolución en el ritmo del ataque madridista. Las alas brasileñas parecen indiscutibles ahora mismo en la delantera. Unos minutos más tarde, con las prisas por la victoria, el técnico italiano volvió a confiar en Marcelo y Hazard, casi olvidado por la grada. El lateral ya tuvo minutos ante el Shakhtar y el belga reapareció después de su decimotercera lesión muscular. No jugaba desde el 3 de octubre ante el Espanyol y apenas ha disputado el 25% de los minutos de la temporada.

Los cambios no resultaron y el Madrid sumó su segundo 0-0 seguido en casa, en Liga, 25 años después. El Bernabéu vivió el gran enfado de la noche con el tiempo añadido: sólo cuatro minutos. «¿Cuatro minutos?», protestó la grada. Los aficionados recordaron los ocho extra del Rayo-Barcelona y gritaron un sonoro: «¡Fuera! ¡Fuera!» al colegiado. Incluso Ancelotti fue a pedir explicaciones, muy molesto. «El tiempo añadido me parecía poco. He pedido una explicación y no me ha convencido mucho, la verdad», resumió el italiano en sala de prensa, donde también mencionó el posible penalti a Vinicius. «Vini le ha dicho al árbitro que mirara el VAR. A mí me parece un pisotón como para penalti. ¿Por qué el VAR no ha entrado? No lo sé».

Antes, Carvajal reclamaba un criterio a la hora de añadir tiempo extra en los partidos. «Añade cuatro minutos cuando estamos viendo que la tónica son seis e incluso se llega a ocho. No es excusa, pero el portero, él sólo, ya ha perdido cuatro. Luego los cambios… Es extraño», insistió, admitiendo los errores del Madrid: «Teníamos que haber ganado antes, nos ha faltado esa pizca de suerte».

Fuente: El Mundo.

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