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Los milagros perdidos de Oblak.

Salvo en sus primeros meses en Madrid, donde el idioma y su carácter introvertido ralentizaron su aclimatación, igual que aquel nefasto debut en Atenas (recibió tres goles), Jan Oblak siempre se ha codeado con la inmortalidad. Sus milagros han sido tan oportunos como habituales en cada partido del Atlético. De sus guantes siempre han brotado hazañas. Oblak siempre decía más con sus paradas que con sus palabras, a pesar de la relevancia que se ha ido ganando en el vestuario, donde es el segundo capitán.

De ahí que en este arranque de curso, el octavo como rojiblanco, asombre ver simplemente al guardameta esloveno como un portero más. Como un simple mortal. Hace una semana, Sorloth e Isak amenazaron con conquistar el Metropolitano. Dudó dos veces Oblak y la Real Sociedad se ganó el derecho a soñar. Dos encajó también el jueves en el Ciutat de Valencia, ambos de Bardhi, ambos de penalti. Una decena de dardos recibidos en una decena de partidos de Liga. Son 14 en 13 duelos, con los tres de Champions. Algo insólito para él. A estas alturas del año pasado había encajado tres. Y en ninguna de sus seis temporadas completas previas había cargado con más de seis en su mochila.

316 PARTIDOS

«Todas las temporadas son diferentes. Los inicios no se pueden relacionar unos con otros y esta temporada estamos recibiendo más goles que en otras», analizaba este sábado Diego Pablo Simeone, acostumbrado a una fiabilidad defensiva a prueba de dinamita. Ahora mismo hay tres equipos con menos tantos recibidos (Athletic -6-, Sevilla -7- y Real Sociedad -9-). Todos con un partido más. Obviamente, las dudas de Oblak no preocupan lo más mínimo en la zona noble del Metropolitano, donde ya han iniciado el proceso para retenerle más allá de 2023. Sin él, la transición habría sido imposible.

Oblak ha sido el fármaco del Atlético en tantas tardes que amenazaban ruina. Suma 316 partidos (más que ningún otro portero en la historia del club) y ha dejado 163 veces su portería a cero. Números alejados de los de este curso, donde sólo ha cerrado su puerta en tres ocasiones durante esta Liga. El cambio de estilo, en busca de un equipo más ofensivo, parece haber creado interferencias en él. Los genios también dudan. Aún así, el sueño de su histórico sexto Zamora sigue intacto. El primer paso, obviamente, es echar el candado ante el afilado Betis de Pellegrini, uno de los equipos más goleadores del campeonato.

Fuente: El Mundo.

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