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Acuerdo inminente para la ‘coalición semáforo’ en Alemania.

Un grupo de 21 negociadores trabaja día y noche en Potsdam, a media hora de Berlín, para evitar la presión mediática de la capital alemana. «Vamos bien, pero todavía queda por hacer», reconocía anoche el secretario general de los socialdemócratas, Lars Klingbeil.

«La minuciosidad va antes que la rapidez», justificaba por su parte el responsable político de los Verdes, Michael Kellner, mostrando abierta confianza en que las negociaciones llegarán en breve a buen término y en que el próximo canciller alemán será el socialdemócrata Olaf Scholz, que espera ser investido en la semana del 6 de diciembre. El contenido de las negociaciones ha sido blindado y no hay filtración alguna hasta ahora, cuando faltan solamente unos días para que el texto se haga público.

Únicamente puede deducirse de la tranquilidad reinante en la sede del Partido Liberal (FPD) en Berlin que su candidato, Christian Lindner, obtendrá la exigida cartera de Finanzas, lo que a su vez garantiza un mínimo de corrección fiscal en casa y cierta continuidad en el escenario de Bruselas.

Según fuentes liberales, los dos líderes de Los Verdes desean tomar posiciones en el nuevo gabinete: Robert Habeck en Economía y Annalena Baerbock en Exteriores. Y es muy posible que lo consigan. En todo caso, y mientras cierran los últimos flecos de la negociación, Alemania está pasando sin gobierno por las peores semanas de infecciones desde el inicio de la pandemia y el país se ha sumido en una sensación de deriva fatalista. Desde las elecciones, que se celebraron un ya lejano 26 de septiembre, el país ha perdido toda su ventaja en la lucha contra el virus.

Polonia y Hungría
En cuanto al contenido del acuerdo, todo apunta a que el freno de la deuda permanece intacto, el salario mínimo se aumenta a 12 euros y habrá un aumento de impuestos todavía por determinar. En materia europea, sigue habiendo mucho potencial de disputa. «Fortaleceremos la Unión Europea» es el décimo y último capítulo del documento exploratorio, sobre el que siguen trabajando los 21 negociadores y en el que pude leerse que la UE debería ser más capaz de actuar y más democrática.

Una UE que «protege sus valores y su estado de derecho interna y externamente», lo que puede interpretarse con seguridad como una advertencia para Polonia y Hungría, pero no puede darse por hecho que Alemania vaya a tomar un rumbo más estricto que el de la canciller Merkel, que siempre ha estado dispuesta a mediar en la disputa sobre la reforma judicial polaca, a pesar de que Los Verdes hicieron campaña sanciones más duras. En cuanto a las deudas conjuntas contraídas por los socios europeos para el Fondo de Reconstrucción, de 750.000 millones de euros, para los Verdes y el SPD esto no debería seguir siendo una acción única, pero para el FDP es cosa del diablo.

En el texto borrador no aparece una sola palabra al respecto. Si el asunto queda finalmente fuera del acuerdo, habrá margen de maniobra para el trabajo de lobby a lo largo de la legislatura. «La base de las negociaciones es el objetivo común de que Europa pueda salir de la pandemia de la corona más fuerte y de forma más sostenible», trata de responder el verde Brantner. Tampoco hay nada sobre el gasoducto ruso Nord Stream 2 ni sobre la política hacia Rusia y China, lo que deja una responsabilidad preocupante sobre un Ministerio de Exteriores potencialmente verde. Otro punto del borrador dice ya que «abogamos por una mayor cooperación entre los ejércitos nacionales europeos», que puede leerse como un rechazo bastante claro a un ejército de la UE. No se menciona no de los términos favoritos del presidente francés Emmanuel Macron: autonomía estratégica».

Entre los acuerdos ya medio cerrados y que Los Verdes exigían se encuentra la legalización de la venta y consumo de marihuana, que supondrá sin duda un motivo de satisfacción para sus bases.

Fuente: ABC.

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