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El populista Eric Zemmour presenta su candidatura a las presidenciales para «salvar» a Francia.

Quedan cuatro meses y medio para las elecciones presidenciales francesas y casi nadie se atreve a adivinar quién se batirá en duelo con el actual jefe de Estado, Emmanuel Macron. Sondeo tras sondeo, Macron se ha asegurado un puesto en la final. Pisándole los talones y con muchas posibilidades de entrar en la batalla final están Marine Le Pen, presidenta de Agrupación Nacional y Eric Zemmour, que quiere arrebatarle a Le Pen el título de líder de la extrema derecha y que, hasta hoy, ni siquiera era candidato oficial.

Zemmour, condenado judicialmente por su odio a los musulmanes y acusado por varias mujeres de agresiones sexuales acaba de presentar su candidatura con un vídeo en el que promete «salvar» al país de la «decadencia».

«Me contenté con el papel de periodista, de escritor, (…) Me dije, a cada uno su papel, a cada cual ,su lucha (…). Pero ya no es cuestión de reformar Francia, sino de salvarla. Por eso he decidido presentarme a presidente de la República», asegura Zemmour en una grabación en la que este político de ultraderecha aparece sentado frente a un micrófono, con gesto solemne y una elegante biblioteca detrás; un discurso que recuerda al que pronunció Charles de Gaulle en 1940 para llamar a la resistencia contra Alemania.

«Camináis por las calles y no las reconocéis. En la televisión os hablan en un idioma extraño, extranjero (…) En los anuncios, las series, los espectáculos, los partidos de fútbol, los libros de vuestros niños. En el tren, el aeropuerto, el colegio, las urgencias de un hospital (…), tenéis la impresión de estar en un país que no conocéis», asegura Zemmour en un discurso que intercala imágenes de violentos disturbios actuales con fotogramas de los años 60 o 70. Un discurso en el que este polemista profesional enumera sus ídolos, sus referencias: Juana de Arco, Napoleón, De Gaulle, Victor Hugo, Descartes, Molière pero también Belmondo, Brigitte Bardot, Brassens, Aznavour. «El país de las centrales nucleares que inventó el cine y los automóviles. Ese país está desapareciendo», dice Zemmour, que dará su primer mitin el próximo domingo en la sala Zénith de París.

El escritor de 63 años que hizo carrera en ‘Le Figaro’ y fama en la televisión, es defensor de la teoría de la «gran sustitución», de Renaud Camus. Según Camus, ideólogo del supremacismo blanco que inspiró al terrorista de la matanza de Christchurch, las poblaciones blancas y cristianas están siendo sustituidas por inmigrantes musulmanes. En la presentación de su candidatura, Zemmour culpa a los «políticos de derecha e izquierda» del destino «trágico» que afecta a Francia, amenazada por una inmigración que «no es la causa de todos nuestros problemas aunque los agrave».

Zemmour pide el voto «para que nuestros hijas no lleven velo, para que nuestros hijos no sean unos sumisos». «Somos una gran nación, nuestros soldados conquistaron Europa», afirma en un vídeo en el que apenas levanta la mirada de sus papeles mientras de fondo suena una música con aires trágicos, de una batalla que Zemmour pretende librar.

HACIA UNA DERECHIZACIÓN DE LA SOCIEDAD
Pero aún es pronto para saber si este viejo conocido de los platós, que llegó a adelantar a Le Pen en las encuestas, recuperará su popularidad, ahora en descenso porque al experto polemista se le acumulan los escándalos. El 13 de noviembre, aniversario de los atentados de París, Zemmour acusó al ex presidente Hollande, de «no haber protegido a los franceses» y de haber tomado una «decisión criminal dejando abiertas las fronteras». Unas declaraciones que provocaron un enfado monumental entre las asociaciones de víctimas – que le calificaron de «profanador de tumbas»- y entre casi todo el arco político francés, Le Pen incluida que dijo que «no era el lugar de crear polémicas». Más recientemente, el pasado fin de semana en Marsella, Zemmour le devolvió la peineta a una mujer y tuvo luego que pedir disculpas por un gesto «poco elegante».

«Z», como le llaman sus seguidores, es la estrella más reciente de un panorama político revuelto y que tiende, según las encuestas, hacia una clara derechización del electorado francés. El último de estos sondeos, realizado por Ifop para Le Journal du Dimanche y Sud-Radio y publicado el pasado domingo, sitúa a Macron en cabeza con un 25% de los votos, seguido de Marine Le Pen (entorno al 19%) y de Eric Zemmour, que obtendría entre el 14 y el 15% de los votos.

Justo después de Zemmour aparece Xavier Betrand (13% de los votos),el favorito a alzarse con la nominación del partido conservador Los Republicanos, que se decide el próximo fin de semana. Bertrand, crítico con la Unión Europea y defensor de un Estado nacional «fuerte», tiene un perfil más moderado que, por ejemplo Eric Ciotti, otro de los candidatos en liza en los Republicanos. Ciotti ya ha dicho en varias ocasiones que, si le dan a elegir entre Macron y Zemmour, votaría al segundo y también él considera que «Francia está cambiando por la invasión migratoria».

En una semana crucial para determinar el tablero político de Francia, se pone de manifiesto que los partidos políticos de izquierda (incluido el partido socialista) tienen escasísimas, sino inexistentes, opciones de participar en la contienda electoral de 2022. Jean-Luc Mélenchon (candidato del partido de extrema izquierda Francia Insumisa) obtendría entre el 7,5 y el 8,5% de los votos, casi empatado con el candidato ecologista Yannick Jadot (entre el 6,5% y el 7,5%), seguido a corta distancia por la socialista y alcaldesa de París, Anne Hidalgo (entorno al 6%).

Según el informe »2022, el riesgo populista en Francia», publicado el pasado octubre por la Fundación para la Innovación Política en Francia (Fondapol), a partir de una encuesta a más de 3.000 personas, la sociedad francesa está más a la derecha que nunca. Hasta el 37% de los electores se sitúan a la derecha del arco político (cuatro puntos más que una encuesta similar llevada a cabo para las elecciones anteriores, de 2017). Mientras, cada vez menos franceses se definen como «de izquierdas», sólo un 20% (hace cuatro años era un 25%). «Francia es derechas como no lo ha sido en mucho tiempo», declaró durante la presentación del informe Dominique Reynié, director general de Fondapol, y advirtiendo de que este fenómeno ocurre también en Alemania, Reino Unido e Italia.

El periódico ‘Le Monde’ analiza cómo son los franceses que admiran a Zemmour: «esa derecha que reclama orden, firmeza con la inmigración (…) una derecha acomodada, a veces burguesa, que le aprecia porque habla alto y fuerte y no tiene miedo a las minorías». Una derecha que habrá compartido hoy el vídeo de la presentación de Zemmour pero que, en el último momento, dice ‘Le Monde’, no le votará porque es «demasiado imprevisible» y está «demasiado enfadado». Quedan cuatro meses y medio para saberlo.

Fuente: El Mundo.

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