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Alemania aísla a los no vacunados y prepara la inmunización obligatoria para febrero.

Alemania impone el confinamiento de los no vacunados. La incidencia galopante de coronavirus en el país ha obligado finalmente al Gobierno federal y a los estados federados a consensuar nuevas y más fuertes medidas de contención de una pandemia, que ya se ha cobrado en el país más de 100.000 muertos y registra en estos momentos una incidencia acumulada en siete días de 429 casos por cada 100.000 habitantes.

El catálogo de acciones adoptado este jueves por la conferencia de ministros presidentes de los ‘Länder’ con la canciller saliente, Angela Merkel, y su futuro sucesor, el socialdemócrata Olaf Scholz, prioriza la vacunación sobre las restricciones, que serán especialmente dolorosas para quienes hayan decidido no inmunizarse y contribuir con ello a la solución de una situación con fuerte implicación social. La imposición a nivel federal de la llamada norma 2G -vacunados y sanados- para acceder a espacios públicos les lleva prácticamente al confinamiento.

«La situación epidemiológica es muy seria. Tenemos que romper esta cuarta ola y hasta ahora no le hemos conseguido», declaró Merkel al presentar las conclusiones de la reunión, la última que presidió antes de ceder el Gobierno al tripartido que dirigirá Scholz a partir del próximo día 8.

Merkel afirmó que los hospitales están llegando a sus límites y es necesario un «acto de solidaridad nacional». También el primer ministro de Renania del Norte-Westfalia, Hendrik Wüst, describió la situación sanitaria como la peor desde la II Guerra Mundial.

«Va a ser un invierno muy duro, el más duro que hemos vivido hasta ahora en pandemia y muy especialmente para el comercio, pero hay que actuar de forma consecuente», agregó el jefe del Gobierno berlinés, Michael Müller, que criticó la falta de solidaridad y responsabilidad social de una minoría de no vacunados respecto a la mayoría.

En tanto que la vacunación no es obligatoria, lo que Scholz se propone cambiar en febrero o marzo a través de una iniciativa parlamentaria, el grupo de no vacunados, que sigue siendo el 32% de la población, vivirá al margen de la sociedad. No podrán acceder a ningún comercio no esencial, restaurante, teatro, acto deportivo o museos. Sólo a farmacias, supermercados y droguerías, donde adquirir artículos de primera necesidad. Los contactos sociales entre ellos se reducen al propio núcleo familiar o de convivencia y otras dos personas de otra burbuja de convivencia, sin contar a los menores de hasta 14 años, una medida que ya se aplica en Berlín y en otros estados federados. Además, para acudir al trabajo habrá que hacerse un test diario, así como para utilizar el transporte público.

Además, los eventos a puerta cerrada se restringen al 30% del aforo hasta un máximo de 5.000 personas, y el mismo recorte se aplicará a todos los que se celebren al descubierto aunque en este caso con un máximo de 15.000 participantes. Sería, por ejemplo, en partidos de futbol.

De cara a la Navidad y Fin de Año se prohíben los fuegos artificiales con los que los alemanes celebran tradicionalmente las fiestas para evitar quemaduras y accidentes, que obligarían a usar las ambulancias, bomberos y centros de urgencia en asuntos menores. Los mercadillos de Navidad sólo estarán abiertos para vacunados y sanados, pero en caso de que una localidad supere una incidencia de 350 casos por cada 100.000 habitantes en siete días, deberán cancelarse. Lo mismo sucederá con bares y discotecas, sin excepción.

«Estamos en una situación de crisis que requiere solidaridad nacional», subrayó Scholz.

El ministro de Sanidad en funciones, Jens Spahn, defendió las restricciones en tanto que «el elevado número de no vacunados supone un reto para el sistema sanitario en el país». «Hay que confinar a los no vacunados. La dinámica de la pandemia la determinan los no vacunados y a ellos se debe también la saturación de las unidades de cuidados intensivos», destacó Spahn.

Según Göran Kauermann, del Instituto de Estadística de la universidad, existen pruebas suficientes para demostrar que una mayor tasa de vacunación conlleva una menor tasa de hospitalización y de ocupación de las unidades de cuidados intensivos y, por tanto, también tiene un efecto sobre las tasas de mortalidad.

Un documento publicado el lunes por la Comisión Permanente de Vacunación (Stiko) señala que el número de ingresos hospitalarios por el virus es entre cinco y 15 veces mayor en los no vacunados que en los vacunados, dependiendo de la edad y la región.

Datos del Instituto de Estadística de la Universidad de Múnich confirman que en los estados federados con bajas tasas de vacunación, como Turingia y Sajonia, mueren más personas por y con Covid-19 en proporción con su población que en Bremen, el estado con la mayor tasa de vacunación

El gobierno federal y los estados quieren administrar 30 millones de vacunas a partir del día 18 hasta finales de año, una cifra casi imposible de alcanzar pues la resistencia de negacionistas y escépticos sigue siendo fuerte y la operación de logística que la distribución y administración de esas vacunas requiere es titánica. Para cumplir con ese objetivo será necesario inocular unos 1,3 millones de dosis diarias. En el plan aprobado hoy se amplia la red de vacunación a farmacias y dentistas y para facilitar el procedimiento la mayoría de los centros de vacunación han eliminado la obligatoriedad de cita previa.

Fuente: El Mundo.

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