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Garbiñe Muguruza: doctorado en Guadalajara.

Los antecedentes cercanos no invitaban a pensar en nada semejante. Garbiñe Muguruza había perdido fente a Karolina Pliskova en el primer encuentro de la fase de grupos y su clasificación para las semifinales pendía de un hilo. La checa se impuso por 4-6, 6-2 y 7-6 (6) después de dos horas y 26 minutos de lucha. Ni siquiera en una actuación notable conseguía Garbiñe desemabarazarse de una jugadora que cuenta ya con nueve victorias en los 11 cruces entre ambas.

Tampoco el final de la temporada regular sugería buenas noticias. Aunque con el atenuante de estar ya clasificada para las WTA Finals, Muguruza caía frente a Anett Kontaveit por un doble 6-1 en cuartos del torneo de Moscú. Tiempo al tiempo. La ganadora de dos títulos del Grand Slam estaba lista para reivindicarse. Iba a derrotar consecutivamente a Krejcikova y a la propia Kontaveit para plantarse en las semifinales del torneo que reunió a las ocho mejores del curso.

Vencedora en el torneo de Monterrey en 2017 y 2018, quería proseguir su particular idilio con México, esta vez en un torneo de mayor rango. Guadalajara tomó el lugar de la ciudad china de Shenzhen, donde estaba previsto que volviera a jugarse la competición que cierra cada temporada. Fueron varios los eventos deportivos que se movieron de China debido a las retricciones derivadas del coronavirus. Con el boicot a este país de la WTA tras el caso Peng Shuai, la tenista que denunció abusos sexuales de un ex alto cargo del Gobierno, no está nada claro que las WTA Finals vuelvan a Shenzhen en 2022.

Muguruza. 28 años. Ya con una larga trayectoria en el circuito. La segunda tenista más veterana en el torneo de maestras. Una mujer decidida a resistir el embate de las nuevas generaciones. El triunfo de Emma Raducanu, 18 años, en el Abierto de Estados Unidos magnificaba el signo de los tiempos.

¿Quedaba aún algún resquicio para una vieja combatiente? ¿Para la mujer que se plantó en la final de Wimbledon de 2015 frente a la mismísima Serena Williams, entonces aún bajo su aura casi indestructible? ¿Para quien ganaría Roland Garros un año después con la estadounidense como víctima definitiva? ¿Para la campeona en el All England Club en 2017, esta vez frente a la mayor de las Williams?

NUEVA ETAPA
El tenis corría a toda prisa y, pese a disputar la final del Abierto de Australia en 2020, Muguruza carecía de estabilidad en los torneos del Grand Slam. La ruptura con Sam Sumyk después de perder en la primera ronda de Wimbledon de 2019 era el previsible desenlace de una tormentosa relación profesional, uno de cuyos últimos episodios se representó en vivo y en directo en las semifinales del Zhuhai Elite Trophy, torneo con el que cerró el curso de 2018, mediante un elocuente desaire de la jugadora hacia su mentor.

La llegada definitiva a su banquillo de Conchita Martínez, quien, como interina, había guiado a Garbiñe hasta la victoria en Wimbledon, tardó en surtir el efecto deseado. El año que se va vio a la tenista afincada en Ginebra levantar el título en Dubai y Chicago, además de disputar las finales de Yarra Valley Clasic y Doha. Todo ello antes del nuevo estallido.

Porque ya en semifinales de las WTA Finals Muguruza se encontró con el renovado semblante del tenis español. Paula Badosa, 24 años, brillante campeona en Indian Wells, irrumpía en Guadalajara, recompensa en la temporada de su despegue. Le pesó la responsabilidad del momento a una de las sensaciones del curso, sometida por el oficio y la agresividad de su rival. Garbiñe, mucho más curtida en citas de enjundia, se llevó el partido sin complicaciones e ingresó en su primera final del torneo de maestras, después de tres participaciones.

En la última estación aguardaba de nuevo Kontaveit. Sería el tercer partido entre ambas en tan sólo 25 días. Sólo una española había puesto los pies en la final de este torneo. Fue Arantxa Sánchez Vicario, superada por Steffi Graf en 1993. No falló Garbiñe, saliendo de algún trance delicado en el segundo set. «Ahora soy más contenida. Cuando has pasado por determinados momentos todo resulta más fácil de llevar», comentaba a la mañana siguiente en una entrevista con este periódico tras la celebración que correspondía a una joven relanzada hasta el tercer puesto del ránking, transcurridos tres años de su fugaz paso por el número 1.

«Garbiñe ha vuelto. Será peligrosa en 2022», vaticinaba Mats Wilander. «Ella marcará su propio techo», escribía en EL MUNDO Anabel Medina, capitana del equipo español de la Copa Billie Jean King (antigua Copa Federación). Aún sin recobrar la pujanza en los majors, Muguruza, que ingresó 1,4 millones de euros en su paso por Guadalajara, sugiere guerra para la inminente temporada, que prepara en Marbella desde la segunda semana de diciembre. El año se presume apasionante.

Fuente: El Mundo.

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