«Espero que el camino que siga sea el de dialogar, buscar acuerdos y no pretender imponer un programa que, yo creo, no es el que Chile necesita». De esta forma el presidente Sebastián Piñera resumió sus expectativas respecto de Gabriel Boric, a quien deberá hacerle entrega del mando el próximo 11 de marzo.
El mandatario saliente dijo tener una buena opinión del diputado de izquierda que ganó ampliamente las elecciones el pasado diciembre. «Creo que es una buena persona, que tiene un sentido republicano y buenas intenciones», afirmó, aunque mantuvo sus diferencias. Precisó que el programa que presentó Boric en primera vuelta «ha fracasado en el mundo entero», mientras que el de segunda vuelta fue moderado y «mostró un rostro distinto».
Profundizó en los temores que genera un gobierno frenteamplista señalando que espera que se hagan las reformas necesarias con diálogo, pero sin «revoluciones que terminan siempre mal». «Esta idea de refundarlo todo, de la aplanadora que se iba a pasar por encima, de destruir el sistema, creo que es un tremendo error», remarcó.
Durante una extensa conversación con los corresponsales de prensa extranjera, la mayor parte de ella reservada, Piñera hizo un balance de sus cuatro años en La Moneda, oportunidad en que aseguró haber cumplido con el 90% de su programa de gobierno, pese a sortear profundas crisis derivadas del estallido social de 2019 y la pandemia en 2020. «Chile ha enfrentado bien la adversidad y eso habla bien del alma y del temple de Chile», dijo.
Hora de balances
A dos meses de dejar el poder e iniciarse los tradicionales recuentos, el mandatario citó a Edith Piaf: «Me arrepiento de muchas cosas, pero mis adversarios me las recuerdan todos los días».
Piñera expresó su deseo de que los cambios que vienen «sean para mejor», considerando que ellos serán impulsados por una nueva generación de dirigentes que derrotó a las dos coaliciones dominantes en el país desde el retorno a la democracia, Chile Vamos y la exConcertación.
Valoró el rol que su generación jugó en los últimos «famosos 30 años que han sido muy vilipendiados» y expresó su sorpresa por el hecho de que quienes fueron sus protagonistas no los defendieran «y estoy pensando en los presidentes que encabezaron cuatro de esos seis gobiernos (Aylwin, Frei, Lagos y Bachelet)», dijo.
Consultado por ABC respecto de cuál será su legado, considerando que la oposición ya le cuestiona que se atribuya algunas medidas e hitos como propios, el presidente dijo que «cuando se haga (un análisis) con objetividad y justicia espero, sea, que este gobierno no escatimó ningún esfuerzo y entregó lo mejor de nosotros para proteger dos cosas fundamentales: la vida y la calidad de vida».
«La oposición sabrá cuánto se hizo gracias a ella o a pesar de ella, porque, en algunas materias siento que hubo una oposición muy obstruccionista», puntualizó y adelantó que la que Boric tendrá de parte de la derecha será firme, pero constructiva.
Insistió en que las crisis política, social, sanitaria y económica que impactaron los dos últimos años de su administración se resolvieron, unas, por la vía institucional al crear una Convención Constitucional para redactar una nueva carta magna, y otras, con oportunidad y seriedad lo que posibilitó preparar el sistema sanitario, asegurar las vacunas necesarias (Chile aplicará en las próximas semanas la cuarta dosis) y dar ayudas económicas a la población por un monto cercano al 10% del PIB.
Respecto de si se puede hacer un balance positivo cuando se le entrega la banda presidencial a un representante del Frente Amplio y el Partido Comunista, recordó que ello no es algo nuevo en Chile ya que ha habido alternancia en el poder en los últimos cinco gobiernos. «Bueno, eso es la democracia», acotó.
Piñera adelantó que dejará a la próxima administración asegurada una quinta dosis de vacunas contra el coronavirus si fuera necesario por lo que Boric tendrá un año, el 2022, más tranquilo que los que este gobierno ha tenido.
Fuente: ABC.
