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Muere Roberto Batista, que vivió bajo el estigma de ser hijo del dictador cubano.

Este miércoles falleció, a los 74 años, Roberto Batista Fernández (Nueva York, 1947), uno de los nueve hijos del presidente y dictador cubano Fulgencio Batista (1901-1973). Bobby, como le gustaba que le llamaran, no pudo superar el cáncer de páncreas que le fue detectado el pasado mes de septiembre. Él mismo anunció con gran templanza que sufría la enfermedad a través de un mensaje de wasap. «Estoy bien de ánimos y confío estar presente en la Feria del Libro este sábado. Abrazos a todos». No faltó a esa cita, a la que acudió con su libro de memorias ‘Hijo de Batista’ (Ed. Verbum). En él, el autor hace un ejercicio de catarsis al confesar lo que supuso para él ser hijo del dictador cubano.

«Confusión y dudas marcaron mi existencia desde que salimos de Cuba», reconoce en sus memorias. Tenía 11 años cuando abandonó apresuradamente la isla pocas horas antes de que Fidel Castro asumiera el poder tras derrocar a su padre.

En una entrevista con ABC, Batista reconocía, el pasado mes de abril, que había tardado cuarenta años «en meditar sobre el tormento del exilio». Un exilio que le llevó por internados en Europa, antes de reunirse con su amplia familia en Madeira (Portugal). Su asentamiento definitivo sería en Nueva York, donde ejerció como abogado hasta su jubilación. Tras ella decidió mudarse a Madrid, para vivir con sus hijos.

En este volumen, «alumbrado con mucho dolor», el autor intenta desmontar la «leyenda negra tejida por los castristas» contra su padre, y aclarar muchas cosas «para que mis hijos y mis nietos sepan cómo fueron en realidad».

Entre el padre y el dictador
Bobby Batista sufrió a lo largo de su vida una terrible «dicotomía», como él mismo la llamaba: ser hijo de un político dictador y de un «padre amantísimo». Frente a las críticas, defendió la primera etapa política de Fulgencio, hasta que dio el golpe de Estado de 1952, una equivocación según su hijo. «Los errores se pagan caros y nosotros, los Batista, los hemos pagado con creces». También lo fue, en su opinión, la decisión de su padre de excarcelar a Fidel Castro, el hombre que hundiría al país en una nueva dictadura que dura ya 63 años.

La noticia de la muerte de Bobby Batista fue confirmada por su hija Esther en Instagram, según publicó el periodista Jesús Díaz Loyola en su cuenta de Facebook. «Buen viaje, papá. Te quiero», escribió. Unos días antes, ella misma glosaba así la figura de su progenitor: «Nos dio a todos una lección de humildad, amor y educación. Mi padre es una gran persona, bueno y humilde. Ha sido siempre un padre excepcional»,

Bobby Batista soñaba con volver algún día a una Cuba libre, pero no pudo ser. Sí llegó a ver las movilizaciones sociales que se produjeron en la isla durante el último año, y que le hacían abrigar cierta esperanza de poder regresar a su país, y llevar con él el cuerpo de su padre Fulgencio, enterrado en un panteón en el cementerio de San Isidro de Madrid junto a su esposa Marta Fernández, y donde desde ayer también reposan los suyos.

Fuente: ABC.

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