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La Asamblea General de la ONU se reúne de urgencia para condenar a Rusia.

La Asamblea General de la ONU se reunirá este lunes en una sesión especial de urgencia para votar una resolución de condena a Rusia y de exigencia de retirada inmediata de tropas en Ucrania. Es la misma resolución, impulsada por EE.UU. y por Albania, que descarriló el pasado viernes en el Consejo de Seguridad por el veto de Rusia, que es uno de sus cinco miembros permanentes.

En aquella ocasión, la resolución consiguió once votos a favor, uno en contra -el de Rusia- y tres abstenciones: China, India y Emiratos Árabes Unidos.

La embajadora de EE.UU., Linda Thomas-Greenfield, anunció entonces que no cesarían en los esfuerzos de conseguir una resolución condenatoria contra Rusia y que llevarían el texto a la Asamblea General.

Para ello, se tuvo que reunir de nuevo al Consejo de Seguridad este domingo, para votar la propuesta de convocatoria de urgencia de la Asamblea General. El resultado de la votación fue el mismo que el viernes. Pero en esta ocasión se trataba de una votación de procedimiento, para la que no se puede ejercer el derecho de veto. Por lo tanto, la propuesta salió adelante.

La Asamblea General está compuesta por los 193 países miembros de la ONU. Sus resoluciones, sin embargo, no tienen el poder vinculante de las del Consejo de Seguridad, compuesto por quince miembros, diez de ellos rotativos y cinco permanentes y con derecho de veto: EE.UU., Rusia, China, Francia y Reino Unido.

Tras la votación del domingo, la embajadora de EE.UU., Linda Thomas-Greenfield, aseguró que «el Consejo de Seguridad ha dado un paso importante para la rendición de cuentas de Rusia. Por primera vez en décadas, ha convocado una sesión especial de urgencia de la Asamblea General».

Desde 1950, este tipo de sesiones del órgano de la ONU solo se ha celebrado en once ocasiones.

Thomas-Greenfield aprovechó para criticar la decisión de Putin de activar el sistema de alerta nuclear de su país y exigió a Rusia que «rebaje el tono de esta peligrosa retórica sobre armas nucleares». Alertó además al órgano sobre «los crecientes informes sobre víctimas civiles» en la ofensiva militar rusa. «A los mandos y soldados rusos: el mundo os está mirando. Se amontonan las pruebas fotográficas y de vídeo y tendréis que responder por vuestras acciones», aseguró la diplomática que, el mismo día, deslizó en una entrevista con la cadena ABC que EE.UU. no cerraba la puerta a llevar a Rusia ante el Tribunal Penal Internacional de La Haya.

Es una reclamación que también hizo con fuerza en la misma sesión el embajador de Ucrania, Sergei Kislitsia, que repasó los abusos de Rusia contra la población civil ucraniana -detalló la muerte hasta ahora de 16 niños- y aseguró que «las mentiras de Rusia saldrán a la luz y se confirma su desprecio por la ley internacional».

Kislitsia, levantando la vista hacia su colega ruso, el embajador Vasili Nebenzia, informó a su vez que se habían producido hasta ahora 4.300 muertes de soldados rusos.

Nebenzi, por su parte, repitió la lista habitual de agravios del punto de vista del régimen de Vladimir Putin, acusó al Gobierno de Kiev de usar a civiles como escudos humanos y criticó a los países de Occidente por impulsar «desinformación».

Por delante, quedan horas de diplomacia intensiva por parte de EE.UU., Rusia y sus respectivos aliados para conseguir el máximo apoyo -o rechazo- a la resolución en la Asamblea General. No tendrá impacto en el curso de la guerra, pero servirá para medir la indignación internacional con la invasión de Ucrania.

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