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«La invasión de Ucrania es una gran catástrofe para todo el planeta», alerta Amnistía Internacional.

«La inacción de los países poderosos ha llevado a la invasión violenta de Ucrania». Así de categórica se mostró este lunes Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional (AI), durante la presentación mundial de su informe anual sobre los derechos humanos en el mundo relativo a 2021, y que abarca a 154 países. Un año que debía haber estado marcado por la recuperación de la pandemia del Covid-19, pero que se convirtió en campo de cultivo de conflictos, represión contra las protestas de civiles, y en semilla del incremento de la seguridad alimentaria… «por la codicia de los líderes», subrayó Callamard. Un efectos que ya se han hecho sentir, y continuarán, en las comunidades más marginadas del mundo, situadas en los continentes de África, Asia y América Latina.

El informe fue presentado -de forma presencial y por streaming- en la ciudad sudafricana de Johannesburgo, elegida no por casualidad. «Lo hacemos hoy aquí debido a la confabulación entre Estados ricos y las grandes empresas privadas», que, en opinión de la secretaria general de AI, no han permitido una recuperación «justa de la pandemia», aseguró, denunciando el acaparamiento de vacunas por parte de los países ricos, cuyo excedente está guardado en congeladores, mientras que «tan solo el 4% de la población tenía la pauta completa de la vacuna a finales de 2021» en los países más desfavorecidos.

Las farmacéuticas ganaron más de 54 mil millones de dólares en 2021, mientras tan solo un 4% de la población de los países más desfavorecidos acabaron el año con la pauta de vacunación completa
«No es fácil centrarse en lo que ha pasado en 2021 teniendo en cuenta lo que está sucediendo actualmente en Ucrania. Pero los primeros meses de 2022 son un legado de lo que se ha hecho y no se ha hecho durante 2021», subrayó Callamard, que a continuación enumeró los tres aspectos que mercaron, según Amnistía Internacional, 2021. Un año que «debió ser de recuperación, pero se convirtió en la incubadora de la desigualdad, que dejará un legado crítico para años futuros». Recriminó, además, que las grandes potencias no hayan aprendido de la crisis financiera de 2008. «Hacemos mejor las cosas, pero para quién», cuestionó. «Se han confabulado para anteponer los beneficios, el poder y los privilegios». Un dato que corrobora esto es que las grandes farmacéuticas que están detrás de las principales vacunas ganaron en 2021 más de 54.000 millones de dólares.

Que los Estados ricos rehusaran compartir las vacunas con los países pobres, así como la distribución de vacunas poco fiables en estos provocaron, entre otros efectos, el cierre de escuelas, el incremento del abandono escolar –«que ha afectado a una generación entera de niños»–, así como el aumento de la violencia de género, por citar solo algunos.

Más conflictos
Otro de los aspectos que aborda el informe de AI es el incremento de conflictos en el mundo: «Se agravó el sufrimiento humano. A los conflictos que no se han resuelto se han sumado otros nuevos», señaló Callamard, refiriéndose a Burkina Faso y la crisis de desplazados; la violencia sexual y las matanzas, en Etiopía; o la llegada de los talibanes a Afganistán, «que dejaron imágenes de cientos de personas intentado escapar desesperadamente de Kabul». Mientras otras crisis se perpetúan, como las de Israel y los Territorios Ocupados, Myanmar o Yemen.

La falta de respuesta coordinada por parte de la comunidad internacional ante crisis como estas es lo que, en opinión de AI, «ha generado lo que está haciendo Rusia. La inacción de los países poderosos ha llevado a la invasión violenta de Ucrania». Callamard matizó, sin embargo, que la manera de actuar de Rusia no es nueva, ya que se viene produciendo desde hace dos décadas, refiriéndose a la violación del derecho internacional humanitario en Siria, «donde atacó con impunidad escuelas y hospitales».

Agnès Callamard, en el centro, este lunes durante la presentación del informe anual de Amnistía Internacional en Johannesburgo
Agnès Callamard, en el centro, este lunes durante la presentación del informe anual de Amnistía Internacional en Johannesburgo
Sobre la invasión de Ucrania, afirmó, que tendrá efectos «en todo el mundo, especialmente en África, que sufrirá el aumento del precio de los alimentos. Veremos una crisis alimentaria y de combustibles. Y todo eso provocará grandes problemas. Esta invasión es una gran catástrofe para todo el planeta», sentenció. Anunció además, que AI está trabajando en un informe, que se publicará próximamente, en el que están investigando «si son crímenes de guerra» lo que está ocurriendo en la sitiada ciudad de Mariúpol, «donde están atacando las infraestructuras civiles». Consciente de que Ucrania se ha convertido en el foco de atención internacional en las últimas semanas, «sin embargo también necesitamos esa atención sobre otros conflictos que pueden caer en el olvido, que incluiremos en otros informes, como Mozambique o la República Democrática del Congo. Debemos mantener los ojos abiertos. No olvidemos las otras crisis y la violación de derechos humanos que se están llevando a cabo en todo el mundo».

Amnistía Internacional está trabajando en un informe que investiga si Rusia ha cometido crímenes de guerra tras sus ataques a infraestructuras civiles en Mariúpol
Durante su intervención, Callamard alertó de la crisis mundial «importantísima a la que nos enfrentamos como consecuencia del fracaso de las instituciones multilaterales que deberían sostener la seguridad y la paz» en el mundo. Tras criticar el funcionamiento del Consejo de Seguridad de la ONU –al que calificó de «inseguridad»–, reclamó una reforma del organismo así como la desaparición del derecho de veto, del que disfrutan países como Rusia, lo que bloquea cualquier decisión contra este país.

Leyes contra la libertad de expresión
El tercer aspecto que destaca el informe de AI es el incremento de las legislaciones en el mundo para limitar las protestas civiles de activistas y periodistas. «En 2021, más de un tercio de los países del informe –67 de los 154 analizados– introdujeron nuevas leyes para evitar la libertad de expresión y de reunión. Y muchos gobiernos utilizaron la fuerza», señaló Callamard, que recordó el caso de Bielorrusia cuando utilizó varios aviones militares para obligar a aterrizar a un vuelo civil en el que viajaba un activista. También se refirió a los más de 200 medios de comunicación que tuvieron que cerrar en Afganistán con la llegada de los talibanes al poder el pasado 15 de agosto.

Según el informe de AI, las fuerzas estatales hicieron un uso excesivo de la fuerza contra manifestantes en al menos 85 de los 154 países. Mientras que se detuvo de manera arbitraria a defensores de los derechos humanos en al menos 84 países.

Fuente:ABC.

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