Publicidad

Corea del Norte: misiles contra el hambre.

El régimen norcoreano sigue resuelto a gestionar sus problemas a base de misiles. Una práctica poco sutil pero ejecutada con una tenacidad nada desdeñable: el último ensayo balístico, esta mañana, eleva el cómputo a catorce en las dieciocho semanas que han transcurrido de 2022. Corea del Norte pretende de este modo llamar la atención de la comunidad internacional ante la incipiente hambruna que amenaza al país.

El proyectil fue disparado al mediodía (hora local) desde el distrito de Sunan, cerca del aeropuerto de Pyongyang, y recorrió 470 kilómetros a una altura máxima de 780 antes de precipitarse en las aguas frente a la costa oriental de la península. Así lo ha detallado el Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur por medio de un comunicado, en el que ha denunciado que «esta serie de ensayos supone una grave amenaza para la paz y la estabilidad».

La eyección ha sido confirmada también por las autoridades de Japón, cuyo primer ministro ha sumado su voz al coro de protestas. «Las acciones recientes de Corea del Norte, incluyendo los frecuentes lanzamientos de misiles, no pueden ser tolerados ya que ponen en riesgo la seguridad de la región y de la comunidad internacional», ha declarado Fumio Kishida a medios nipones.

Este nuevo simulacro llega una semana después de que la capital acogiera un desfile militar nocturno para conmemorar el 90º aniversario de la creación de las fuerzas armadas del país, el Ejército Popular Revolucionario de Corea. Tras Kim Jong-un, la estrella de la celebración fue el Hwasong-17: el misil balístico intercontinental norcoreano de mayor alcance. Durante su intervención, el dictador proclamó el propósito de aumentar su arsenal nuclear «al ritmo más rápido posible» y alertó al mundo de que su finalidad «no es solo disuasoria».

La comunidad internacional teme que esta escalada balítistica marque un nuevo máximo con el empleo de armamento nuclear
Sus enardecidas palabras reiteran la hostilidad de un régimen que a lo largo de este año ha realizado ensayos balísticos con una frecuencia inusitada. Estos han incluido el lanzamiento el mes pasado de un misil balístico internacional –capaz de alcanzar objetivos a más de 13.000 kilómetros de distancia– que, pese a las dudas sobre su autenticidad, puso fin a la moratoria autoimpuesta desde 2017. La comunidad internacional teme que la escalada marque un nuevo máximo con el empleo de armamento nuclear.

Por medio de esta campaña, Corea del Norte trata de redoblar la presión tras el fracaso de las históricas negociaciones para la desnuclearización de la península mantenidas con la Administración Trump, que desembocaron en varios encuentros personales –el primero de ellos en junio de 2018 en Singapur– sin llegar a buen puerto. El disparo de hoy, asimismo, pone sobre aviso al nuevo presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, defensor de una política más dura hacia el vecino del norte, quien tomará posesión la próxima semana.

Oficinistas a los campos
El impacto de la pandemia, pese a que el régimen asegura no haber registrado caso alguno, podría haber incrementado la carestía y, por tanto, la urgencia de un proceso diplomático para suspender las sanciones internacionales que lastran su economía. Corea del Norte retomó en enero el comercio terrestre con China, pero quedó interrumpido de nuevo la semana pasada tras la oleada de rebrotes que padece el gigante asiático. A estas dificultades se suma, además, la espiral inflacionista motivada por la invasión rusa de Ucrania.

Resulta complicado conocer con exactitud la gravedad de la situación sobre el terreno, pues ONGs e instituciones internacionales abandonaron el país a principios de 2022 cuando este cortó toda comunicación con el mundo exterior. Los medios oficiales ofrecen, al menos, alguna pista. El diario ‘Rodong Sinmun’ ha revelado hoy que miles de obreros y oficinistas han sido desplazados a zonas agrícolas como mano de obra, ante el miedo de que una inminente sequía recrudezca la escasez de alimentos.

«Se están realizando esfuerzos sistemáticos y agresivos para aumentar la concienciación pública y movilizar todos los recursos disponibles para prevenir daños a los cultivos», ha informado el periódico oficial del Partido de los Trabajadores, el más leído. El Programa Mundial de Alimentos calculaba que, ya antes de la pandemia, 11 millones de personas o más de un 40% de la población padecía desnutrición y requería de asistencia humanitaria. Por misiles, eso sí, que no quede.

Fuente: ABC.

Publicidad
WhatsApp Image 2021-05-19 at 21.20.55 (1)
Banner-1-Confettis-768x128
previous arrow
next arrow