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Salir de gira e ir a Latinoamérica me cura de todas las tonterías, asegura Joaquín Sabina.

Madrid. A sus 73 años, el cantautor y poeta Joaquín Sabina mira con cierta distancia la caricatura en la que se convirtió su propia imagen, una mezcla de leyenda urbana y realidad en la que se le veía como un borracho, putero y nocturno que prolongaba las farras con base en cocaína y alcohol. Hoy día lo que más le interesa, y quizá lo que más le ha llenado a lo largo de su vida, es la poesía. Escribir y seguir siendo el poeta popular más leído y admirado de las décadas recientes en España. Soy un sobreviviente, reconoció durante la presentación en Madrid del documental sobre su vida en los pasados 13 años, Sintiéndolo mucho, dirigido por el cineasta español Fernando León de Aranoa.

Joaquín Sabina nació en Úbeda, en la provincia andaluza de Jaén, y desde muy joven sintió la pulsión de la música y la poesía. Su día a día es cultivar la lectura, escribir sonetos, rumiar las palabras que le lleven a un nuevo poema, a una nueva canción. Pero las enfermedades que ha venido padeciendo y el periodo de hastío que vivió en parte por las hospitalización, el deterioro de su físico y de su voz, lo llevó a estar un tiempo en silencio, sin inspiración.

Pero los momentos vibrantes de la inspiración y los proyectos volvieron de nuevo a su vida en parte por la maquinaria que activó el cineasta León de Aranoa para terminar y dar a conocer el documental que ha venido filmando en los pasados 13 años. La película se estrenará en España el próximo viernes y en ella se retrata la figura peculiar de uno de los cantautores más populares en lengua española y lo hace a través de una serie de días que marcaron su más reciente etapa: un viaje a Rota, Cadiz, que le sirvió para componer de nuevo; un concierto que lo llevó a Aguascalientes, México, en 2010 y que le permitió ser testigo de una corrida de toros histórica, porque fue cuando su amigo y uno de los toreros más talentosos de las décadas recientes, José Tomás, sufrió una grave cornada. También hay un viaje a Úbeda y el día de uno de los conciertos más traumáticos de su carrera, el que ofreció en el Palacio de los Deportes de Madrid en 2020, cuando se cayó en el escenario durante la actuación.

El propio Sabina reconoce durante el documental que le exaspera la imagen llena de clichés que hay sobre su figura, que él mismo definió como una caricatura: borracho, putero, nocturno. En alguna parte de mi vida se pareció, ya nada. Esa imagen lo persigue al día de hoy, a pesar de que lleva más de 20 años alejado de las drogas y los excesos noctámbulos que lo llevaban a cerrar los bares de Madrid. De hecho en la ronda de entrevistas que ha hecho estos días para promover su documental siempre vuelve la duda recurrente de sus adicciones, de su afición irresistible por la cocaína. Y él ha respondido con cierta sorna, reconociendo que ahora sólo siente nostalgia por la cocaína. Acto seguido, añade: Debo decir que tengo 73 años y la caricatura llegó hasta los 50 años. Soy un sobreviente.

https://www.jornada.com.mx/2022/11/16/espectaculos/a07n1esp

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