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Zelenski llega a Hiroshima y el grupo lanza una herramienta para luchar contra la «coerción económica» de China

Las potencias del G7 se han comprometido a «intensificar el apoyo diplomático, financiero, humanitario y militar a Ucrania».

La agenda del segundo día de la cumbre del G7 en Hiroshima iba a estar marcada sobre todo por un frente común formado los líderes de las democracias más ricas del mundo para denunciar, en un contundente comunicado final, la «coerción económica» de China y reiterar la necesidad de acabar con la «dependencia excesiva» a las cadenas de suministro que arrancan en el gigante asiático. La diana protagonista de este sábado iba a ser Pekín después de que el día anterior, las nuevas sanciones a Rusia y los planes desvelados por Estados Unidos para entrenar a pilotos ucranianos en aviones de combate F-16, centraran la mayor parte del foco internacional.

Las prioridades han sido las mismas, pero la atención cambió en cuanto el presidente ucraniano Volodímir Zelenski aterrizó en Hiroshima por la tarde en un avión fletado por Francia. Después de que Kiev jugara al despiste, primero confirmando la participación presencial de su líder en la reunión del G7, para negarlo unas horas más tarde, finalmente Zelenski, tras su parada en Arabia Saudí para intervenir durante la cumbre de la Liga Árabe, se unirá a sus aliados en Japón el domingo en dos sesiones, además de celebrar distintos encuentros bilaterales con varios de sus homólogos.

El protagonismo para el mandamás del país invadido por Rusia llega después de que los líderes del G7 (Japón, Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia, Italia y Canadá, a los que se suman los representantes de la UE) reafirmaran en el comunicado final del grupo que apoyarán a Ucrania durante el tiempo que sea necesario frente al ataque de Rusia.

«Nos comprometemos a intensificar nuestro apoyo diplomático, financiero, humanitario y militar a Ucrania, también a aumentar los costos para Rusia y quienes le apoyan su guerra», reza el documento.

Aparte de los nuevos acuerdos que alcanzaron los líderes durante la primera sesión para endurecer las sanciones a Rusia, el grupo emitió un comunicado separado (Declaración de los líderes del G7 sobre Resiliencia Económica y Seguridad Económica) dedicado a China -aunque sin mencionarla- instando a todos los países a que se abstengan de utilizar la «coerción económica como herramienta para perseguir objetivos políticos, afectando negativamente a varias democracias por la utilización de tales tácticas por parte de naciones autoritarias». Un dardo dirigido a Pekín por haber estado tirando de restricciones comerciales para coaccionar a algunos países (como Australia o Lituania) con los que tiene disputas políticas.

Esta declaración, emitida después de una sesión en el segundo día de la cumbre, subrayó la importancia de reforzar las cadenas de suministro de materiales industriales críticos, como los semiconductores, y de tomar las medidas necesarias para contrarrestar las restricciones comerciales unilaterales.

Los líderes también confirmaron que aumentarán la asistencia en energía y desarrollo a los países emergentes y en desarrollo, en medio de la creciente preocupación de que Pekín esté participando en una «diplomacia de trampa de la deuda» utilizando préstamos como palanca para obtener concesiones de las naciones prestatarias.

Para contrarrestar el uso de medidas económicas coercitivas, el grupo ha anunciado el lanzamiento de una herramienta (Plataforma de Coordinación sobre Coerción Económica) para aumentar la cooperación con todos los socios, más allá del G7. «Nos coordinaremos, según corresponda, para apoyar a los estados, economías y entidades seleccionados como demostración de solidaridad y determinación para defender el estado de derecho. Profundizaremos en nuestro diálogo estratégico para tratar de contrarrestar las prácticas maliciosas en la esfera digital y las cadenas de suministro de la influencia ilegítima, el espionaje, la fuga ilícita de conocimientos y el sabotaje», apunta el comunicado.

La nueva herramienta también se utilizará como un mecanismo para supervisar las inversiones estratégicas que salen rumbo a la segunda potencia mundial. Un movimiento que iría dirigido a tratar de evitar que, gracias a ciertas inversiones extranjeras, Pekín pueda impulsar su aparato militar.

«Reforzaremos aún más los esfuerzos multilaterales para cooperar en el campo de los controles de exportación y los riesgos de la inversión saliente para garantizar que no se puedan explotar las brechas en nuestro ecosistema de protección de tecnología de doble uso. Tenemos un interés común en prevenir el reducido conjunto de avances tecnológicos que se consideran fundamentales para mejorar las capacidades militares y de inteligencia de los actores que pueden usar estas capacidades para socavar la paz y la seguridad internacional», continúa la publicación.

En el comunicado final, mencionando directamente esta vez a China, inciden en que abordarán «los desafíos planteados por las políticas ajenas al mercado y prácticas que distorsionan la economía mundial», y que fomentarán «la resiliencia a la economía de coerción».

Para rebajar un poco el tono dirigido al gigante asiático, las potencias del G7 han resuelto que es inevitable buscar la cooperación con Pekín debido a su estatus como la segunda economía más grande del mundo.

«Nuestros enfoques políticos no están diseñados para dañar a China, no buscamos frustrar el progreso y el desarrollo económico de China. No nos estamos desvinculando ni volviendo hacia adentro. Al mismo tiempo, reconocemos que la resiliencia económica requiere reducir el riesgo y diversificar. Tomaremos medidas, individual y colectivamente, para invertir en nuestra propia vitalidad económica. Reduciremos las dependencias excesivas en nuestras cadenas de suministro críticas», señalan.

El G7 también insta al gobierno de Xi Jinping a presionar a su socio Putin para que detenga la invasión de Ucrania y hace un guiño a la tensa situación sobre Taiwan, invocando la necesidad de «paz y estabilidad en el Estrecho de Taiwan», en referencia a la presión militar del ejército chino sobre una isla autogobernada pero que Pekín considera una provincia separatista. Los líderes dijeron que estaban «seriamente preocupados» por la situación en los mares de China Oriental y Meridional, y que se oponen firmemente a «cualquier intento unilateral de cambiar el statu quo por la fuerza o la coerción«.

Los aliados democráticos llevan pretendiendo mostrar desde el comienzo de la cumbre una fuerte respuesta común frente a la asertividad de China y la invasión rusa de Ucrania, así como sobre el calentamiento global, el peligro de la expansión incontrolada de la inteligencia artificial o el desarme nuclear. «Expresamos nuestro compromiso de lograr un mundo sin armas nucleares. Reafirmamos la importancia de los esfuerzos de desarme y no proliferación para crear un mundo más estable y seguro», destacan.

El comunicado final también recoge más apartados dirigidos a otros actuales focos de tensión. Empezando por Corea del Norte, a quien el G7 pide que cese en su escalada de lanzamientos de misiles balísticos y de amenazar con sus pruebas nucleares. Sobre Irán, manifiestan una «grave preocupación con respecto a las continuas actividades desestabilizadoras», poniendo como ejemplo la venta de drones a Rusia. También hacen un llamamiento a israelíes y palestinos para que «todas las partes se abstengan de acciones unilaterales», y muestran su apoyo al «statu quo histórico en Jerusalén».

REGULAR LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Otro punto interesante al que los líderes han dedicado parte de sus reuniones es a la inteligencia artificial generativa (IA), o más bien a la necesidad de buscar un enfoque común para regularla ante las preocupaciones por el aumento de desinformación derivada de esta tecnología.

En el comunicado final del G7, los líderes se comprometen a establecer el llamado «proceso de IA de Hiroshima» para buscar, en cooperación con la OCDE y la Alianza Global sobre Inteligencia Artificial -un grupo formado por 29 países centrado en discusiones sobre IA-, una discusión sobre «la gobernanza» de esta tecnología y «seguir avanzando en los enfoques de múltiples partes interesadas para desarrollar estándares internacionales para el sector».

Según recoge Financial Times, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el primer ministro del Reino Unido, Rishi Sunak, pidieron «barandillas» sobre el desarrollo de la IA. «Los beneficios potenciales de la inteligencia artificial para los ciudadanos y la economía, son grandes. Al mismo tiempo, debemos acordar barandillas para desarrollar IA en la UE que reflejen nuestros valores democráticos», dijo von der Leyen. «Queremos que los sistemas de IA sean precisos, confiables, seguros y no discriminatorios, independientemente de su origen», continuó.

«La tecnología está evolucionando rápidamente y queremos asegurarnos de que nuestra regulación también pueda evolucionar», añadió Sunak.

Fuente: El Mundo

Foto: El Mundo

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