No hay familia con mayor abolengo en el pentatlón mexicano que la de los Hernández. Un medallista olímpico y un subcampeón del mundo, un legado para el deporte nacional. Ismael forjó los cimientos y Emiliano está en proceso de culminar la obra con una plaza para los Juegos de París 2024 en el bolsillo.
Emiliano Hernández Uscanga abandonó del futbol, una de sus grandes pasiones, para concentrarse en el pentatlón moderno. Soña-ba con ser mediocampista de la selección nacional, un recuperador nato de balones.
Estadios llenos, el alboroto del público y hasta formar parte del equipo de sus amores: el América.
A los cuatro años empecé a jugar y solía ser bueno
, comentó a La Jornada.
Él y su hermano Ismael eran dos niños inquietos y el futbol no bastaba, no era suficiente para mantenerlos ocupados,
Vivíamos cerca de un club de pentatlón y los niños de ahí entrenaban a las cuatro de la tarde y salían a las ocho de la noche, y a mis papás se les hizo buena idea para que los dos hijos inquietos no estuvieran todo el día en casa
, recordó el pentatleta de 25 años.
Fue ahí que conocieron, en su natal Cuautla, Morelos, la ruta que los encaminaría a la élite. En 2016, Ismael se convirtió en el primer latinoame-ricano en lograr una medalla olímpica en esa disciplina y Emiliano lo hizo con una plata histórica para el país en el Campeonato Mundial, en agosto pasado.
Emiliano decidió dejar el futbol en 2011, año en que reconoció que tenía más habilidades en el penta-tlón que en el deporte del balón.
Hasta los 13 practiqué los dos deportes. En el futbol llegué a sele-cción estatal, pero me di cuenta que no iba a ser tan bueno como para llegar al nivel que exige la Primera División
, confesó.
A esa misma edad fui campeón de Olimpiada Nacional y desde ahí me dije que me tenía que quedar en pentatlón, porque quería llegar a Juegos Olímpicos. Después de esa medalla me convencí que el camino en el futbol no era el indicado.
Emiliano le hizo una promesa a su hermano mayor Ismael. La primera vez que lo vio con el semblante afligido, se dijo que nunca más volvería a verlo con el rostro cabizbajo por una competencia. Juró obsequiarle la mayor cantidad de alegrías posibles en cada justa que participara.
Recuerdo una Olimpiada Nacional en la que mi hermano no quería hablarle a nadie y yo me sentía muy orgulloso de él, pero cuando llegué a felicitarlo, no lo tomó a bien porque quería el primer lugar. Y desde ahí me juré que iba a lograr puros oros para que mi hermano no se sintiera triste.
Actualmente, aquel niño de energía inagotable que se decantó por el pentatlón se ubica en tercer lu-gar del ranking mundial y en proceso de alcanzar y superar el legado que comenzó Ismael con el bronce en Río 2016.
Es un orgullo que el apellido Hernández sea representado con éxito, y que futuras generaciones lo sigan asociando como una familia que destacó en este deporte.
Emiliano logró su pase a París 2024 tras el segundo lugar que consiguió en el Campeonato Mundial en Bath, Inglaterra, y a menos de un año de que inicien los juegos veraniegos, él sabe que cada vez está más cerca de la cima
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Fuente: La Jornada
Foto: La Jornada