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Homenaje de la comunidad teatral al dramaturgo Ignacio Solares

Entretejía lo que lo apasionaba, señaló su viuda, Myrna Ortega.

La vertiente teatral del escritor Ignacio Solares (1945-2023) fue objeto de un homenaje el pasado martes 3 en el contexto del Festival Cultura UNAM.

En el acto, efectuado en el auditorio del Museo Arte Contemporáneo, su viuda, Myrna Ortega Morales, habló de la forma en que él entretejía sus diferentes pasiones: el teatro, la narrativa, la búsqueda de lo sagrado y la historia. El hilo que engarza estos temas tiene que ver con la otredad, lo invisible y lo insólito. Sin embargo, no sólo entretejía sus pasiones, también transitaba entre los distintos géneros.

La académica trajo a colación una frase del dramaturgo José Ramón Enríquez en ocasión del festejo por los 70 años de Solares en el Palacio de Bellas Artes: Su teatro ha sido un ajuste constante con sus fantasmas. Fue el que convirtió a Solares escritor, al menos hizo que se sintiera escritor, aunque ya había publicado algunos cuentos, dijo alguna vez en entrevista, anotó Ortega Morales.

Lo cierto es que Ignacio disfrutaba enormemente escribir teatro; sin embargo nada se comparaba con el momento mágico en que se abría el telón por primera vez y veía plasmadas sus patas de arañas, como decía a sus palabras escritas, agregó.

De reportaje a dramaturgi

El homenaje fue moderado por el director escénico Antonio Crestani, quien tuvo especial cercanía con el periodista cuando éste, en 1994, asumió la titularidad de la entonces Dirección de Teatro y Danza de la Universidad Nacional Autónoma de México. El también actor leyó la última escena de la versión teatral que Solares hizo de su reportaje periodístico Delirium tremens, publicado en 1979, que rápidamente resonó por la manera en que trató el tema y la investigación que representó.

A su vez, la dramaturga Estela Leñero hizo hincapié en la búsqueda dramática de Solares desde el teatro histórico y cómo encontró en los hechos particulares personajes en que combinar la ficción y la historia. Todas sus búsquedas dramatúrgicas, versaban siempre con dos o tres caminos diferentes, pero uno de ellos era lo estructural, el punto de vista desde donde contar la historia. Ese camino hizo que sus propuestas siempre fueran arriesgadas.

En sus obras, trataba de responder preguntas como investigador, historiador y novelista, así como jugar con los límites entre la historia y la realidad. Solares construía la ficcionalidad de manera en que trasciende el fenómeno histórico para convertirse en teatro y lo teatral en histórico. Para el también ensayista, la crítica al poder político fue como su hilo conductor.

Le interesaba cómo se manejan estos personajes que trasgreden las reglas y morales imperantes, indicó Leñero, quien hizo un análisis de varias obras teatrales del chihuahuense. La historia en el teatro es presente, y los personajes que vivieron en el pasado los compartimos como si estuvieran vivos en este momento, concluyó.

Para Juan Meliá, director de Teatro UNAM, existen ciertas personas que pasan por la vida dejando huella. Cuando tenemos suerte, pasan por la nuestra y nos marcan de manera endeble. Este tatuaje de nuestra memoria es una acción que nos reúne en relación con un profesional que nos marcó y posibilitó que sus historias se convirtieran en nuestras, al igual que hizo posible que las historias de otros tuvieron la oportunidad de existir.

El dramaturgo Noé Morales Muñoz hizo hincapié en la capacidad de Solares para diseccionar a los personajes de los mitos del poder. Se refirió a él como figura emblemática y totalmente esencial de la función cultural universitaria en la medida que refundó y planteó muchos programas de relevancia al interior de las artes escénicas y la literatura

 

Fuente: La Jornada

Foto: La Jornada

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