El tiempo en el futbol corre de diferentes maneras. Katty Martínez trata de acumular hasta los pequeños detalles, pero se le escapan. Lo que queda es esa sensación de eternidad por haber conquistado un campeonato con el América en un templo tan gigantesco como el estadio Azteca. Si para muchos la vida es un río que fluye, para ella es una mirada que no cesa: ayer allá, hoy aquí. Parece una experta a la hora de compaginar sus objetivos profesionales con sus emociones, porque jugar, de algún modo, es otra forma de ir descubriendo todo el tiempo lugares que aún desconoce.
Hasta hace unos años era difícil salir a las calles y ver a niñas jugando en los parques como quisimos siempre. Ahora se han abierto más posibilidades y es algo que sirve para quitar todos esos tabús de que no podemos lograr ciertas cosas ni llegar a ser profesionales
, dice a La Jornada y su primera reacción es un suspiro por el anhelo que eso implicaba para toda una generación de mujeres. Poco a poco se ve en el mundo la transformación que estamos generando, pero hace falta creer y también invertir, porque al final si no se cree en esto es muy difícil que siga creciendo
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Como se vio en la gran vidriera del Mundial, el futbol femenil crece al mismo ritmo que los reclamos de jugadoras por una igualdad salarial y el respeto a sus derechos. A Katty no le interesa especialmente el glamur de la goleadora récord aplicado a sí misma. Sus números en la Liga son imbatibles (127 goles y cinco campeonatos en 231 partidos), pero prefiere sacudirse las etiquetas que pueden pegarle a la maleta de su biografía. Si acaso, se considera una delantera especializada en los sueños, en el hábito de autoexigirse con toda la intensidad que pueda para no distraerse con los ruidos del mundo.
No me gustan las comparaciones con nadie. Cada una puede llegar a su mejor versión sin tener que apagar, opacar o afectar a otra. Es la manera en la que me gusta ver el futbol
, explica la regiomontana, convencida de que cuando hay un lugar alternativo la vida es mucho más fácil. Muchas no tuvimos de pequeñas una liga dónde jugar. Lo hacíamos por amor y pasión al arte, por todo lo que nos movía practicar este deporte. Hoy, miles de niñas nos pueden ver como referentes que nos faltaron y es algo increíble
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El liderazgo de la llamada Killer parece invisible para algunos sensores mediáticos, pero trasciende a las tácticas estrictas y geométricas, como telarañas, en las que la libertad de las jugadoras se ha ido enredando. Desde sus inicios muy tempranos en el futbol, cuando integraba las filas de un equipo de niños en Nuevo León llamado Botafogo, su admiración por Lionel Messi se transformó en una generosa manera de jugar con la imaginación. Tal vez su pista principal de despegue después de su abuela Margarita, fallecida en julio pasado.
Me encantaba leer su historia (de Messi), lo veía desde muy chiquita en videos y eso me inspiró a querer ser profesional
, afirma sonriente, con la certeza de que los jugadores no sólo son grandes por lo que dicen los números, sino porque conocen todas las reglas de asociación que pide este deporte. No sé cuántas horas habré visto sus goles, pero si soy futbolista, es por él. Soy una persona que sueña mucho y eso me gusta transmitir a las niñas. Es una gran responsabilidad, nunca me imaginé vivir todo esto. Hoy tenemos la oportunidad de hacer que la Liga perdure para el crecimiento de muchas más.
El caso Rubiales
Mientras mira de reojo los pasillos del estadio Azteca, la goleadora del América cree que es necesario ser capaces de sentir orgullo, porque nadie les regaló nada y la historia del futbol femenil es testigo. Lo que pasó en la selección española nos puede dejar muchísimos aprendizajes
, menciona en referencia a las campeonas del mundo que siguen exigiendo cambios estructurales en su Federación, desde que el ex presidente Luis Rubiales besara sin consentimiento a la delantera del Pachuca Jennifer Hermoso.
Más allá de lo que lograron, el mensaje más importante está en lo cultural: en situaciones con las que luchamos muchas mujeres todos los días. A pesar de que todo el mundo vio lo que pasó, todavía se cuestionaba la versión de la jugadora. Hay que dejar atrás esos pensamientos. Nada de lo que está sucediendo es un capricho. De repente muchos ven que nos quejamos y alzamos la voz, pero es porque también queremos mejorar y crecer, tener las mejores herramientas para hacerlo. No exigimos cosas fuera de este mundo ni nada que los equipos varoniles no tengan. Ya no se puede permitir el abuso laboral ni en cualquier otra forma, es momento de poner un alto
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Sobre esa visión global, donde persisten los discursos misóginos y múltiples hostigamientos contra las profesionales, la joven de 25 años reconoce que en México hay avances en la elaboración de protocolos para prevenir situaciones de acoso, violencia o discriminación dentro y fuera de los clubes, pero marca en la misma superficie otro punto de partida: los cambios en la conducta y razonamiento de la gente a partir de los casos de Scarlett Camberos, Jana Gutiérrez y Deneva Cagigas –entre otras– que exhibieron al extremo la condición de vulnerabilidad en que trabajan las futbolistas.
A pesar de lo que pasamos con Scarlett, las cosas cambiaron un poquito
, apunta.
La gente tiene que cambiar, dejar de pensar que debemos aguantar lo que nos digan sólo por ser futbolistas. No: somos personas y cuenta esa parte. Tal vez no seamos el gran negocio como muchos quisieran verlo, pero el futbol varonil lleva muchos más años que el nuestro. Es importante trabajar en eso, porque los aficionados cambian el panorama y ponen esa línea.
Seleccionada nacional y embajadora de campañas relacionadas no sólo con el deporte, sino también en la salud, Katty Martínez se entretiene en sus ratos libres mirando series y películas. La felicidad es para ella una reiteración de la costumbre. Aunque es renuente a trazar el plano de su siguiente destino, admite que su deseo es jugar en Europa. Si es en el Barcelona, Real Madrid o el Manchester City no importa, lo que quiere es estar ahí. Me gusta ver el futbol como mi maestro de vida
, resume la goleadora histórica. A veces nos toca remar contracorriente, pero lo importante es no desistir. Eso es parte de mi esencia. Ya logré un campeonato en el América, ahora quiero más, no me conformo con eso
Fuente: La Jornada
Foto: La Jornada