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Acusan víctimas: el hambre causa estragos a los desplazados de Gaza

A dos meses de la guerra de Israel contra Hamas van más de 17 mil muertos.

Tel Aviv., En tres días no hemos encontrado pan para alimentar a mis hijos y sigo tratando de conseguir harina para hacerles pan, relata Fátima Mohammad, de 30 años y madre de cuatro niños, entre ellos una menor diabética. No encuentro comida adecuada para ella y no le queda más que comer cosas que tiene prohibidas. Ha perdido mucho peso.

Originarios de una población al este de Jan Yunis, en el sur de Gaza, Fátima y su familia han sido desplazados en múltiples ocasiones desde que comenzó la guerra de Israel contra Hamas. Durante el fin de semana, cuando las fuerzas israelíes se acercaron a Jan Yunis, tuvieron que huir otra vez, y encontraron refugio en una escuela cerca de Rafá.

Israel comenzó su bombardeo aéreo de Gaza luego de un ataque de Hamas en su territorio el 7 de octubre, en el que mil 200 personas murieron y 240 fueron tomadas en rehenes. Funcionarios de salud de Gaza, gobernada por Hamas, afirman que más de 17 mil personas han perecido desde que comenzaron las operaciones militares israelíes; las incursiones por tierra empezaron en el norte y recientemente se movieron al sur. Esta acción se ha visto apoyada por un bloqueo que genera escasez de combustible, comida, agua y medicinas.

Después de que los militares israelíes emitieron alarmas de evacuación a miles de personas en Jan Yunis y alrededores –antes de aporrear la zona con bombas–, gran cantidad de personas corrieron al sur, lo que aumentó la presión sobre los víveres existentes.

La ONU ha advertido que la crisis de hambre en toda Gaza se intensifica y amenaza con abrumar a la población civil, pues no entra ayuda suficiente en el territorio. Su agencia para los refugiados palestinos informó que 1.9 millones de personas –85 por ciento de la población de Gaza– han sido desplazados, sus albergues están saturados a cuatro veces su capacidad, y no hay suficiente ayuda para satisfacer las abrumadoras necesidades.

Destino trágico

Más de un tercio de los desplazados internos en Gaza sufren de severos niveles de hambre, según el Programa Mundial de Alimentos. En la parte norte, nueve de cada 10 personas pasan al menos un día sin comer. Si nuestros niños no mueren en la guerra, morirán de enfermedades y de hambre, expresa Asmaa Alustath, de 34 años y madre de tres niños de la ciudad de Gaza, en el norte, donde las operaciones israelíes contra Hamas se enfocaban antes de la reciente incursión en el sur.

Muchas personas se ven forzadas a quemar basura como combustible para cocinar. Algunas remueven los escombros de edificios bombardeados en busca de alimentos enlatados, paquetes de arroz o barras de cereal. Estallan peleas en las colas del reparto de ayuda. Los precios de los pocos alimentos que quedan se han disparado.

He bajado 15 kilos desde que empezó la guerra, dice Ibrahim Al-Nawajha, quien ha sido desplazado cuatro veces hacia el sur desde el 7 de octubre: primero a Nuseirat (Gaza central), luego a Deir al-Balah, después a Jan Yunis y ahora Rafá. Casi estoy anémico, comenta.

Para algunos, no es sólo la escasez de comida la que causa pérdida de peso: es el esfuerzo físico que han tenido que hacer para realizar tareas cotidianas básicas. La escasez de combustible significa que el acceso a vehículos es limitado, por lo que muchos tienen que caminar largas distancias para obtener agua o comida. Si, como Fátima o Ibrahim, han sido desplazados de sus hogares, se ven obligados a caminar kilómetros hacia los nuevos refugios, con sus pertenencias a la espalda.

En toda Gaza, los sistemas de saneamiento han dejado de funcionar, de modo que en algunas zonas el drenaje se derrama hacia las calles. Esto ha causado un gran riesgo de contaminación, así como del surgimiento de serias enfermedades que se propagan mediante el consumo de agua, como el cólera y la tifoidea.

Muchos en el saturado sur de Gaza sobreviven con la ayuda que se entregó la semana pasada, durante la tregua de siete días que se derrumbó el viernes pasado. Israel afirma que trabaja para incrementar el número de camiones con ayuda que pueden entrar en Gaza.

El jefe de la ayuda humanitaria de Naciones Unidas, Martin Griffiths, señaló ayer que hay señales prometedoras de que pronto podría reabrir el cruce Kerem Shalom, de Israel a Gaza. Este cruce se usaba para cargar más de 60 por ciento de los camiones que entraban en el territorio antes de este conflicto. Los suministros que se permite entrar ahora vienen del cruce de Rafá, en la frontera egipcia.

El ministro británico de Relaciones Exteriores, David Cameron, dijo ayer que Israel debe comportarse de otro modo en el sur de Gaza, a diferencia de como hizo en el norte. Declaró a CNN que está de acuerdo con los comentarios del secretario estadunidense de Estado, Antony Blinken, de que Israel no puede repetir lo que ocurrió en el norte en términos de daño a civiles.

En tanto, el jefe de la organización filantrópica Médicos sin Fronteras, el doctor Christos Christou, afirma que la necesidad es desesperada. Mi gente en el terreno me sigue actualizado sobre la situación, y puedo decirles que ha ido mucho más allá de una crisis humanitaria, declaró a reporteros en Ginebra. Es una catástrofe humanitaria.

 

Fuentes: La Jornada

Foto: La Jornada

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