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Buscan quitar a penales de la ciudad el mote de universidades del crimen

Al menos 3 mil 612 internos retomaron o iniciaron estudios de nivel básico, prepa o licenciatura, señala el Sistema Penitenciario.

De acuerdo con información de la Subsecretaría del Sistema Penitenciario de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, 3 mil 612 personas privadas de la libertad han reanudado o iniciado sus estudios de educación básica, media o superior dentro de las cárceles de la Ciudad de México.

De esa cifra, 80 por ciento –2 mil 915– cursan el bachillerato, mientras 356 se encuentran inscritos en una licenciatura impartida por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM).

Lo anterior, mediante el Programa de Educación Superior para Centros de Readaptación Social del Distrito Federal (PESCER), en el cual se imparten las carreras de ciencia política, administración urbana, creación literaria y derecho.

A casi 20 años de que inició dicho esquema, se han inscrito mil 277 personas, según datos de la UACM, y aunque de éstas 130 se han dado de baja definitiva o suspendido de manera temporal, otras 158 han terminado sus estudios, de las cuales 70 se han titulado.

Efrén Manzano Gutiérrez, de 45 años, es uno de los inscritos en el programa, quien lleva año y medio en libertad y decidió estudiar derecho cuando aún estaba preso, a fin de defenderse y tener las herramientas para presentar una denuncia en contra de los custodios, quienes lo torturaban con golpes.

En entrevista, mencionó que es una excelente oportunidad para alcanzar la superación personal, aunque sea todo un reto cursar una licenciatura dentro y fuera de la cárcel.

La corrupción, obstáculo

Sin embargo, el ex interno en el penal de Santa Martha Acatitla, quien comenzó en 2006 a estudiar y aún le faltan dos materias para concluir su formación, denunció que la corrupción que existe en el sistema penitenciario suele ser un obstáculo para terminar en tiempo y forma los estudios, que es de cinco años y medio. Adentro todo es dinero, cualquier cosa cuesta, por ello se tiene que trabajar para poder generar unos pesos.

A esto se suma la soledad, la depresión, la pérdida de un ser querido, peleas, castigos y la falta de apoyo de familiares. Y cuando se obtiene la libertad nos enfrentamos a un rezago en la tecnología, que a veces los maestros no son conscientes.

Relató que fue gracias a los conocimientos adquiridos que pudo iniciar dos carpetas de investigación contra custodios por abuso de autoridad, además de otra que estoy llevando contra los judiciales que me detuvieron por la fabricación del delito y por tortura.

En las cárceles de la ciudad se tiene un registro de 25 mil 590 personas recluidas y la población que la encabeza es la de 30 a 39 años.

 

Fuente: La Jornada

Foto: La Jornada

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