Bagdad. Tras un paréntesis de 27 años, un programa de televisión iraquí prohibido durante el régimen de Saddam Hussein volvió a las pantallas para retratar la historia de los capos de las drogas que prosperan en el país, asolado por la guerra.
El mundo de Wahiba aborda los temas que preocupan a nuestra sociedad, con la guerra y el caos como telón de fondo
, explicó a Afp el director, Samer Hikmat.
La caída de Hussein y la invasión estadunidense en 2003 abrieron una caja de Pandora. Entre 2006 y 2008, el país estuvo asolado por una guerra civil, pero el traumatismo más reciente fue la toma de control de casi un tercio del territorio iraquí por el grupo yihadista Estado Islámico, entre 2014 y 2017.
Décadas de inestabilidad crearon una clase de personas que se aprovecharon del caos
, señaló Hikmat, refiriéndose en particular a los traficantes de droga.
Irak, que inicialmente era un país de tránsito de estupefacientes, ha visto una explosión en el consumo de éstos en los últimos años, principalmente captagón y metanfetamina.
La primera temporada de El mundo de Wahiba, transmitida en 1997, contaba la vida de una enfermera en un Irak golpeado por sanciones internacionales, impuestas en 1990 tras la invasión de Kuwait, que sumieron a muchos ciudadanos en la pobreza y la criminalidad.
Los 17 primeros minutos del primer episodio bastaron para que el régimen decidiera prohibir la serie, frente el temor de que alentara a los espectadores a oponerse a las autoridades.
Un año más tarde, la serie recibió un premio regional y las autoridades toleraron su difusión, pero únicamente a media mañana, cuando la audiencia está en su punto más bajo.
Este año, en cambio, es retransmitida tras la ruptura del ayuno de los musulmanes, desde el primer día del Ramadán, cuando las audiencias de televisión en los países árabes tradicionalmente alcanzan máximos.
Cambio de roles
Algunos de los actores fallecieron durante la larga interrupción de la transmisión, pero muchos retomaron sus papeles, como Wahiba, que tiene ahora un personaje secundario. Su nieta, una siquiatra, es ahora la principal.
En la capital, Bagdad, en el mismo garaje donde se rodaron las escenas de la primera temporada, el director Samer Hikmat filma una secuencia en la que un capo de la droga, Alaa, amenaza con decapitar a un miembro de su grupo.
El actor Zuhair Rashid, que interpreta al narcotraficante, estima que la serie muestra la cruda realidad de la riqueza creada por la droga, y sus consecuencias trágicas
.
Pese a sus esfuerzos, la industria del entretenimiento iraquí todavía está lejos del éxito alcanzado en el mundo árabe por los programas sirios y egipcios.
Tras el ascenso del Estado Islámico, las series iraquíes, que sólo se transmiten por televisión local, se han centrado principalmente en contar historias sobre la brutalidad de los yihadistas y la guerra librada para derrotarlos.
No obstante, el especialista Mehdi Abbas señala que hay una nueva tendencia en este Ramadán, con la mayoría de los programas de 2024 abordando fuertes temas de sociedad.
Otra serie, Nay (flauta, en árabe) aborda el desempleo, especialmente entre los estudiantes de arte, y la creciente brecha entre ricos y pobres.
La actriz Suzanne Salehi, que la protagoniza, dijo que el programa narra los anhelos
de la juventud. Separación, otro programa iraquí, se basa en historias reales de divorcios que el escritor Hassaballah Yehya siguió en los tribunales, lo que refleja la creciente tasa de separaciones en el país.
También aborda el matrimonio infantil, que no es inusual en Irak, especialmente en las zonas rurales.
La edad legal para casarse en Irak es 18 años, pero puede reducirse a 15 en casos de consentimiento judicial o de los padres.
La gente normalmente evita los temas delicados
, explicó Yehya, pero estamos tratando de romper tabús
.
Fuente: La Jornada
Foto: La Jornada