McCartney trajo viejos recuerdos a chilangos, sus nuevos paisanos.
Paul McCartney, mentor en la historia de la música, además de pacifista es filántropo, activista vegano, escritor, pintor, actor y, ahora, también mexicano.
Para ser preciso, chilango
, que es una de las palabras adheridas a su léxico y muestra su cercanía con nuestro país.
Macca es casi oriundo de la Magdalena Mixiuhca, donde se ubican el estadio GNP (en el que realizó un multitudinario concierto el pasado miércoles) y el Autódromo Hermanos Rodríguez, donde la noche del domingo y madrugada del lunes obsequió a su comunidad de seguidores multigeneracional del festival Corona Capital un manojo de canciones como A Hard Day’s Night, que hicieron olvidar el viento frío entibiado por una música milagrosa auténticamente perenne, así como por el candor de un monstruo constituido por miles de almas que, con sus cánticos, demostraron satisfacción por el intercambio de su moneda por una cena emocional.
Sir Paul McCartney o chilango nuevo ya había ofrecido en la semana un glorioso concierto como parte de su gira Got Back, y en el cierre del Corona, su encuentro se podría calificar de frenético, por la carga de jóvenes presentes, algunos, hay que decirlo, ataviados con chaquetas azules como las usadas por The Beatles en el disco Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band.
Anoche, uno de los músicos más vigentes y activos del mundo honorificó el cierre de un festival que, aunque bien curado, precisaba la bendición de James Paul para alcanzar estatus de internacionalmente moderfoquer.
Suficientes canciones
No fueron 30 rolas, pero sí las suficientes para inducir al respetable a un histerismo descomunal que pocos borrarán de su corazón.
El ex beatle volvió a mutar en guía casi espiritual, en el santo al que hubo que pedirle para que todo saliera bien hoy, en el san lunes que miles de fanáticos hicieron.