Sheila Monserrat Castillo Montiel, médica del Hospital General de Zona (HGZ) No. 8, en Córdoba, de 39 años de edad y nueve de antigüedad laboral en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), enfrentó y superó la enfermedad por COVID-19, esta vez como paciente y con una gran valentía, así como secuelas neurológicas, motrices y circulatorias; 6 meses después se reincorporó a su labor en el servicio de Urgencias.
Inició con síntomas el 12 de enero de 2021 y al resultar positiva recibió tratamiento en casa; se aisló una semana, después presentó dolor opresivo en pecho y espalda, por lo que acudió al Hospital General Regional (HGR), en Orizaba, en donde la tomografía pulmonar reveló daño severo. Al día siguiente, ante la baja al calcio, los especialistas determinaron su ingreso a terapia intensiva, permaneciendo intubada durante un mes.
Narró Sheila que su estancia hospitalaria fue difícil por su estado de gravedad y su condición de paciente oncológica en vigilancia, puesto que tres años atrás padeció cáncer de tiroides; sin embargo, el saber que sus padres y compañeros la esperaban, le dio la fuerza y valor para seguir luchando y enfrentó la enfermedad sin miedo, con la seguridad de que estaba en las manos del personal más capacitado y con alto sentido humano, que aplica conocimientos, destrezas y habilidades para salvar a sus pacientes.
Al superar el estado de gravedad y compromiso pulmonar, fue dada de alta, lo que constituyó una victoria en la primera parte de la batalla contra el SARS-CoV-2, lo siguiente fue atender las secuelas, entre ellas úlceras por presión en ambos tobillos, cara, cabeza, parálisis facial, inmovilidad en el lado izquierdo de su cuerpo y pérdida de memoria.
María Isabel López Acevedo, terapeuta física, dijo que Sheila llegó a sus primeras sesiones en silla de ruedas y fue sometida a ejercicios respiratorios, así como a movilizaciones pasivas, es decir, que ellos la movían.
Se trabajaron ejercicios de equilibrio y fuerza, por lo que, al cabo de las semanas, la rehabilitación y, sin duda, la voluntad demostrada por la paciente dieron resultados, usó andadera, bastón y finalmente sus propias extremidades.
Elzy Nohemí Garrido Rivera, quien en su momento estuvo al frente del Módulo de Rehabilitación Pulmonar, explicó que las secuelas por COVID-19 van más allá de la función respiratoria, dado que en algunos casos hay complicaciones metabólicas, cardiacas, neurológicas y motrices que pueden dejar al paciente en un estado de invalidez, de ahí la importancia de la atención posterior, constancia y apego a las terapias para aminorar sus efectos, claro ejemplo de ello es Sheila.
Para Sheila, quien regresó a su trabajo en el servicio de Urgencias en el HGZ No. 8 el pasado 14 de julio, comentó que lo vivido tiene un especial significado, primero como médico y luego como paciente, ya que ella se ha encontrado en ambos lados y sabe lo que día a día se vive.
“No tengo cómo agradecer lo que en mi casa, el IMSS, hicieron por mí y por todos los que han padecido COVID-19, los médicos dejan un pedazo de ellos en cada uno de nosotros”, finalizó Sheila Monserrat.
