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Bin Salman alardeó de poder matar al Rey Abdalá con un anillo con veneno, según un exjefe de espías.

A finales del mes pasado, el asesor de seguridad nacional de Joe Biden, Jake Sullivan, mantuvo un encuentro en Neom, una ciudad futurista proyectada en la costa de Arabia Saudí en el mar Rojo, con el Príncipe Heredero del país, Mohamed bin Salman. El primero en la línea de sucesión de la monarquía saudí y conocido como MBS, es el hombre fuerte del socio más decisivo -junto a Israel- para EE.UU. en Oriente Próximo.

En la agenda estaba la guerra de Arabia Saudí contra los rebeldes hutís en Yemen, un conflicto en el que EE.UU. ha apoyado a su socio pero para el que ahora pide un alto el fuego, y también, según Axios, un asunto tan clave como las relaciones con Israel: Sullivan buscó avanzar en la inclusión de Arabia Saudí dentro de los llamados ‘Acuerdos de Abraham’ que el Gobierno de Donald Trump cerró el año pasado con Emiratos Árabes Unidos, Baréin y Marruecos para la normalización de relaciones con Israel.

Una y otra vez, Arabia Saudí se muestra como un socio determinante para EE.UU., tanto en lo militar, como en lo político y económico. Pero también es un socio complejo -Washington aquí decide ponerse la venda en lo que tiene que ver con el respeto a los derechos humanos- y su ‘hombre fuerte’ se lo complica cada vez más.

Esta semana MBS ha regresado al disparadero por una entrevista en el prestigioso programa ’60 Minutes’, de la CBS, a Saab Al Jabri, que fue el número dos de la inteligencia saudí, en la que le acusa de ser un «psicópata con recursos» y de alardear de ser capaz de matar al anterior monarca para colocar al frente del país a su padre.

Al Jabri estaba en el lado perdedor de la historia en junio de 2017, cuando el entonces Príncipe Heredero, Mohammed bin Nayef, fue depuesto en una operación perpetrada por MBS para colocarse él mismo en ese puesto, a la que siguieron una oleada de detenciones de altos cargos y miembros de la familia real. Fue encerrado en su palacio y sus cuentas fueron bloqueadas. Bin Nayef había sido máximo responsable de la inteligencia saudí y Al Jabri había sido su segundo. Este último huyó a Canadá, donde sigue hoy escondido y amenazado por MBS.

Al Jabri apareció en la entrevista con el rostro descubierto y motivado por la situación en Arabia Saudí de dos de sus hijos, Omar y Sara, retenidos y a quienes se impide viajar fuera del país. Un yerno de Al Jabri también fue secuestrado en un tercer país y devuelto a Arabia Saudí, donde recibió cien latigazos.

«Tiene miedo a mi información», aseguró Al Jabri sobre MBS en la entrevista. Uno de los detalles más reveladores se refiere a un encuentro en 2014 entre MBS y Mohammed bin Nayef, entonces jefe de Al Jabri. Ninguno de los dos era entonces Príncipe Heredero. MBS fantaseó con matar al monarca de entonces, el rey Abdalá, para colocar en el trono a su padre, el actual rey Salmán (y colocarse él más cerca de la línea sucesoria). «Quiero asesinar al Rey Abdalá», dijo entonces MBS, según el testimonio de Al Jabri.«Puedo conseguir un anillo con veneno de Rusia. Para mí es suficiente con darle la mano para acabar con él».

Al Jabrí dijo que no puede saber si la amenaza de MBS era real, pero sí aseguró que la inteligencia saudí se la tomó en serio, que la conversación quedó grabada en vídeo y que el documento no ha desaparecido. «Sé que hay dos copias de aquello y sé dónde están».

El rey Abdalá murió en 2015, a los 90 años, por causas naturales. Le sucedió su hermano, Salman.

«Saad Al Jabri es un exalto cargo desacreditado, con un largo historial de inventar y crear distracciones para esconder los delitos financieros que ha cometido», aseguró en un comunicado el Gobierno de Arabia Saudí. Al Jabri ha sido acusado en su país de haberse llevado 500 millones de dólares de partidas presupuestarias para la lucha contra el terrorismo y han interpuesto demandas contra él en EE.UU. y Canadá. El exespía aseguró en la entrevista que su dinero vino de servir durante dos décadas y en proximidad a tres reyes y cuatro príncipes herederos. «Fueron muy generosos conmigo», dijo. «Es una tradición en la familia real saudí, cuida a la gente de su alrededor».

El testimonio de Al Jabri cuestiona otra vez a un hombre clave en las relaciones exteriores de EE.UU. y de sus aliados occidentales. La reputación internacional de MBS creció en Occidente por sus leves aperturas reformistas -permiso a las mujeres para conducir, apertura de cines, restricciones a la policía religiosa- pero ha quedado manchada por episodios negros, en especial, la muerte del periodista saudí Jamal Khashoggi. Fue secuestrado, torturado y ejecutado por un grupo de fuerzas especiales saudíes en el consulado de su país en Estambul. Khashoggi, colaborador frecuente de ‘The Washington Post’ y residente en EE.UU., había sido crítico con MBS.

El Príncipe Heredero -también en una aparición en ’60 Minutes’- aseguró que su muerte fue un «crimen atroz», pero que él no lo ordenó. Sin embargo, dijo que también era responsable por ser «un líder de Arabia Saudí».

La inteligencia de EE.UU. determinó que MBS dio su aprobación a la operación contra Khashoggi. Eso, sin embargo, no afectó a la relación entre ambos países.

Al Jabri aseguró que MBS ordenó una operación similar contra él y que envió a Canadá un comando para su ejecución en octubre de 2018, el mismo mes en el que murió Khashoggi. Los miembros del comando fueron deportado por Canadá, que ha reconocido «incidentes» en los que «actores extranjeros buscaban amenazar» a personas en su territorio.

Fuente: ABC.

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