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Draghi aprueba la entrada de 70.000 inmigrantes a petición de los empresarios.

Italia abre las puertas a mano de obra extracomunitaria. El país descubre que para su reconstrucción tras la pandemia necesita miles de inmigrantes, especialmente en los sectores de la construcción, agricultura, automoción y turismo. Para responder a las peticiones de los empresarios, el primer ministro, Mario Draghi, ha firmado un decreto para permitir la entrada de 70.000 inmigrantes no comunitarios en el mercado del trabajo. De esta forma, los permisos se han más que duplicado en comparación con los últimos seis años. El decreto prevé, por ejemplo, 20.000 extranjeros destinados a los «sectores de transporte de mercancías para terceros, construcción y turismo hotelero». El origen de los inmigrantes se indica en el texto y se refiere a países de Asia, África y Europa del Este.

Son naciones con las que Italia tiene firmados convenios de cooperación: Albania, Argelia, Bangladesh, Bosnia-Herzegovina, Corea, Costa de Marfil, Egipto y otros.

La propuesta inicial del ministerio de Trabajo y el de Interior al gobierno fue de 80.000 ingresos, una cifra demasiado alta según el líder de la liga, Matteo Salvini, quien solicitó una rebaja. El gobierno atendió su petición en una mínima parte, pero en cualquier caso es una cifra que ya se queda corta. Pronto el gobierno Draghi podría firmar otro decreto para aprobar una cifra parecida de ingresos. De momento, el primer ministro ha confirmado que las necesidades son superiores a los permisos aprobados:

«Respondemos así a una solicitud de la industria italiana, especialmente en la construcción, cuya demanda es incluso superior a esta cifra», dijo Draghi. En efecto, el grupo WeBuild, líder italiano en construcciones, ha hecho saber al gobierno que hacen falta al menos 100.000 trabajadores en su sector para sacar adelante el Plan de recuperación, en el que Italia invertirá más de 200.000 millones de euros, entre los préstamos y ayudas a fondo perdido de la Unión Europea.

El ministro de Trabajo, Andrea Orlando, explicó las dos motivaciones fundamentales de este profundo cambio registrado en Italia, al aumentar drásticamente el número de permisos en comparación con el pasado: «Es un decreto de flujos de inmigración que, por primera vez después de muchos años, trata de abordar la realidad y las necesidades de los interlocutores sociales. Está calibrado sobre mecanismos destinados a potenciar el papel de la planificación de flujos, también en una clave de negociación frente a terceros países con el fin de luchar contra el tráfico de seres humanos».

Desembarcos
Teniendo en cuenta las sucesivas olas de desembarcos de inmigrantes en las costas italianas (en coincidencia con la Navidad, en 48 horas llegaron unos 1.000 inmigrantes en algunos de los puertos del sur de Italia), esta cuestión de los desembarcos ha estado a menudo presente en el debate político, impulsado sobre todo por la Liga de Matteo Salvini y Hermanos de italia, que lidera Giorgia Meloni, el único partido importante que no forma parte del gobierno de unidad nacional de Mario Draghi.

Los números de inmigrantes desembarcados son elocuentes. Según datos del ministerio del ministerio del Interior, a las costas italianos llegaron 66.482 personas desde el 1 de enero de 2021 al 28 de diciembre; en el mismo período del año pasado fueron 34.134, mientras que hace dos años se limitaban a 11.439. En este año, los tunecinos están a la cabeza entre las naciones de origen (15.477), seguidos de los egipcios (8.135) y los bengalíes (7.656). El tema de la inmigración está siempre presente en el debate político, con Mario Draghi reiterando constantemente que la Unión Europea debe comprometerse seriamente en buscar una solución compartida a la emergencia inmigratoria.

En el fondo, más allá de la cuestión de mano de obra de inmigrantes, Italia tiene otro grave problema: la natalidad. El papa Francisco advirtió en el Ángelus de Navidad sobre «la tragedia del invierno demográfico italiano» que «va contra nuestras familias, nuestra patria y nuestro futuro». La baja natalidad en Italia, a la cola de Europa, supone un envejecimiento de la población. Solo nuevas políticas de ayuda a las familias pueden resolver este grave problema de la natalidad.

Fuente: ABC.

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