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Leópolis, bajo las sirenas antiaéreas.

Las sirenas antiaéreas han sonado más de una docena de veces en Leópolis, la capital alternativa de Ucrania al oeste del país, la última esta misma mañana. Eso significa dejar lo que estás haciendo e irte a meter bajo tierra una o dos veces al día. Ahora la población ha sido evacuada por megafonía con el ruego de que se dirigiera a los refugios con calma, de forma ordenada. Ayer por la tarde también.

Hay bloques residenciales que los tienen y también se han habilitado en los sótanos de los muchos de los edificios históricos que se concentran en esta ciudad y que hoy, por ejemplo, constituyen hospitales o colegios, como al que ha sido llevado el equipo de este diario.

No hay un gran nerviosismo, ni carreras para ponerse a cubierto. Leópolis no ha sido atacada en ningún momento. La gente dice estar preparada para todo y se siente medianamente segura en este enclave que, dicen, no puede ser del interés de Rusia porque nunca perteneció a su imperio. Pero lo cierto es que los misiles de Vladimir Putin ya han caído en localidades cercanas.

Más allá del sentimiento en la calle, las autoridades han adoptado medidas rigurosas: el toque de queda de 22h. a 6h. se hace cumplir y la venta de alcohol se ha prohibido este lunes desde las seis de la tarde con el argumento oficial de que «es fundamental que todos se concentren».

El resultado es que con la noche Leópolis es una ciudad fantasmal a excepción de centros nucleares como las estaciones de tren o de autobuses, donde desplazados de otros puntos de Ucrania se hacinan en espera de poder salir del país.

Fuente: ABC.

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