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Orbán reta a la UE y pagará el gas de Rusia en rublos.

El presidente ruso, Vladímir Putin, fue el primero en felicitar a Viktor Orbán desde el extranjero por haber ganado las elecciones húngaras el pasado domingo. Putin mostró en su mensaje «confianza en que el futuro desarrollo de las relaciones bilaterales y de asociación, a pesar de la difícil situación internacional, redundará en interés de los pueblos de Rusia y Hungría». Y la respuesta de Orbán a ese ofrecimiento no se ha hecho esperar, con una declaración en su primera rueda de prensa en la que ha desafiado a la Unión Europea y ha anunciado que «para Hungría no supone un problema seguir pagando en rublos, si es lo que los rusos quieren, pagaremos en rublos» las compras de gas y petróleo.

Orban actúa reforzado por una victoria electoral por muy amplia mayoría y se reafirma en su posición cercana a Putin, muy valorada por los votantes húngaros a juzgar por el resultado de los comicios. Durante la campaña evitó una ruptura con Putin y propuso una postura «neutral» como medida de seguridad en interés de Hungría. Acusó a la oposición de querer involucrar al país en la guerra sumando Hungría a las sanciones internacionales contra Rusia y se mostró a la defensiva respecto a la acogida de refugiados ucranianos. Su negativa a participar en las sanciones ha tenido como consecuencia incluso el ruptura del Grupo de Visegrado, en el que había mantenido hasta ahora posiciones cerradas junto con la República Checa, Eslovaquia y Polonia. El opositor Peter Marki-Zay ha escrito su actitud hacia Rusia y hacia Putin como una «vergüenza», pero de nada le ha servido en las urnas, de manera que Orban parece ahora decidido a llevar a cabo de forma más abierta su alineamiento con Rusia, aunque la reviste de una posición neutral y negociadora.

En su primera conversación telefónica con Putin tras las elecciones, Orbán informó ayer al presidente ruso que ha sugerido a los jefes de gobierno de Rusia, Ucrania, Francia y Alemania que acudan a la capital húngara para conversaciones de alto el fuego. «En lugar de negociar un acuerdo de paz, que llevaría más tiempo, los presidentes de Rusia y Ucrania, así como de Francia y la canciller de Alemania, deberían venir a Budapest para acordar un alto el fuego inmediato», dijo después en su primera conferencia de prensa desde diciembre. En su opinión, «el nombre de Budapest se menciona a menudo en esta guerra de todos modos, dado que los bandos opuestos atribuyen las causas de la guerra a la violación del memorando de Budapest», que hizo que Ucrania renunciara a sus armas nucleares a cambio de garantías de su integridad territorial.

El más dependiente del gas ruso
Sin dar más detalles, aseguró que la respuesta de Putin había sido positiva, «y será un buen punto de partida, aunque el presidente ruso dijo que hay condiciones para esto en las que tiene que estar de acuerdo con el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy». Y acto seguido soltó su disposición a seguir pagando el gas ruso en rublos, que él presenta como gesto de buena voluntad pero con el que rompe la unidad europea y concede a Rusia la satisfacción de verla dividida.

Hungría es uno de los países de la Unión Europea más dependientes del gas ruso y, al igual que Alemania o Austria, se ha opuesto hasta ahora a apoyar sanciones más duras, como el veto absoluto a las compras de gas y petróleo rusos. Hungría, además, ha dejado claro que no expulsará a diplomáticos rusos ni se sumará a sanciones generalizadas, aunque tiene planes para reducir su dependencia energética de Rusia, por ejemplo mediante la aplicación. de su única central nuclear, que originalmente iba a ser realizada por una empresa rusa, y la promoción del uso de la energía solar.

El nuevo desafío de Orbán a las instituciones europeas y al resto de los socios de la UE no es casual, coincide con los trabajos de Bruselas para recortar o retirar la financiación de la UE como reacción a varias violaciones del estado de derecho
El ministro de Exteriores húngaro, Peter Szijjarto, ha aclarado por su parte que la UE no juega ningún papel en los contratos de compra de gas, ya que son acuerdos bilaterales entre la petrolera estatal húngara MVM y la empresa rusa Gazprom. «Su triunfalismo arroja una sombra ominosa», advierte el politólogo Andras Biron-Nagy sobre la futura relación de Hungría con la UE, «veremos que la política de Fidesz funciona con testosterona». El diario SME de la vecina Eslovaquia señala en su editorial que «la mitad de Hungría, que solo consume la propaganda de Orban, celebra la neutralidad. La otra mitad solo tiene miedo. Están etiquetados como enemigos del pueblo».

En guerra contra Bruselas
Este nuevo desafío de Orbán a las instituciones europeas y al resto de los socios de la UE no es casual, coincide en el tiempo con los trabajos de Bruselas para recortar o retirar la financiación de la UE como reacción a varias violaciones del estado de derecho. Existe la sospecha de que algunos de los fondos de la UE están fluyendo hacia canales corruptos, lo que ayudará a estabilizar el «sistema Orbán».

El propio Orbán ha reconocido que está en guerra contra Bruselas. «Enormes potencias internacionales se han preparado contra el partido Fidesz», ha acusado en campaña, y asocia a las instituciones europeas con el inversor estadounidense nacido en Hungría George Soros, al que se refiere como ‘Tío Gyuri’), a la «izquierda internacional» y a los medios de comunicación internacionales.

Fuente: ABC.

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