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Julissa Iriarte, autoridad en un diamante colmado por hombres

La sinaloense de 25 años asegura que es una gran responsabilidad con otras mujeres que pueden seguir sus pasos, pues las cosas están cambiando en el beisbol, donde no existe una liga femenil.

Julissa Iriarte debutó la noche del martes en la Liga Mexicana de Beisbol (LMB), deporte que no tiene circuito profesional para mujeres, pero su entrada al terreno no fue como jugadora sino investida de autoridad en el diamante. La sinaloense de 25 años es la segunda ampáyer femenina en un mundo de hombres, la primera fue Luz Alicia Gordoa en las temporadas de 2018 y 2019.

Me tocó llegar como autoridad en un mundo de hombres, dice después de la experiencia de debutar como ampáyer de segunda base, que se repitió ayer en la tercera, pero esta noche tendrá el lugar estelar como la autoridad central en el home.

El papel que desempeña Julissa fue pensado para varones. El uniforme lo delata: los pantalones masculinos como los que llevaría cualquier padre de familia ajeno a las modas y una polo amplia para llevar debajo la protección de pecho. La vestimenta tradicional de un ampáyer incluye un blazer enorme para llevar el peto debajo, lo cual les otorga un aspecto similar al de Frankenstein.

La noche del martes, Julissa entró al campo del parque Kukulcán de Mérida, Yucatán, la anunciaron y el público se emocionó con ese debut. Unos días antes, otra mujer, Justine Siegal fue la primera coach en participar en la LMB con los Sultanes de Monterrey.

El beisbol profesional es un mundo de hombres, pero las mujeres estamos irrumpiendo y demostrando que hacemos el mismo trabajo y con mucha calidad, expresa Iriarte; ese mundo se va caer, porque las mujeres empujamos fuerte y estamos ganando poder; no sólo en el deporte. Lo que pasó ayer con mi debut, y con el de Siegal hace unos días, es un ejemplo de que las cosas están cambiando.

La pelota caliente es un deporte donde las mujeres participan en gran proporción como público. Es una actividad que exige atención y conocimiento, además de paciencia, para llevar al límite el disfrute. Cuando son niñas juegan en equipos mixtos, pero cuando llegan a la pubertad se enfrentan a los límites que les imponen algunas ligas que ya no aceptan mujeres con los chicos y se van desterradas a practicar softbol.

Julissa viene de ese mundo. Creció en Estación Naranjo, Sinaloa, poblado de 6 mil habitantes que fue fundado por trabajadores ferrocarrileros. En esa región el softbol cumple con una importante función social, cuenta Iriarte. Es uno de los deportes que más practican las mujeres en ese estado o en Sonora o Baja California.

Hasta se enchina la piel…

Hasta se enchina la piel cuando uno va a los juegos de softbol en lugares como Mochis, recuerda Julissa, porque hay tantos equipos de mujeres, es asombroso, muchísimas niñas, mujeres jóvenes y maduras, uno no sabe de dónde sale tanto equipo, pero eso te hace ver lo importante que es ese juego en nuestros ranchos.

Desde pequeña, Julissa jugó la pelota, la afición de toda su familia en Sinaloa. Más grande, entró a una liga de softbol y de ahí dio el sal-to al beisbol profesional, pero como ampáyer, algo que nunca le cruzó la mente, pero que en este momento la tiene muy motivada.

Yo no conocía este rol. Sabía jugar beisbol y softbol, pero no imponer las reglas, nunca imaginé ser un árbitro, cuenta Iriarte, quien interrumpió sus estudios universitarios para concentrarse en el beisbol.

Un conocido me llamó un día para invitarme a la academia de la LMB en Nuevo León, recuerda; hablé con mi familia y me apoyaron. Así empecé este proceso que ha sido lento y muy disciplinado.

La parte relacionada con el acondicionamiento físico no fue problema para una joven acostumbrada a practicar softbol, la versión más pequeña del beisbol, pero más dinámica y de mayor exigencia atlética. Lo que no imaginó era el trabajo en aula, eso sí le pareció algo distinto y muy exigente.

Desde el primer día que me enfrenté a toda la parte teórica del juego, a los reglamentos y toda ese tema, hasta me sorprendí porque no lo imaginaba así, es muy exigente.

Cuando le informaron que sería elegida para iniciar en la LMB en un partido de los campeones Leones de Yucatán ante Olmecas de Tabasco, recibió una descarga de emociones, pero también sabía que su formación era para este momento. Desde antes de la pandemia lo había esperado.

Antes de salir al terreno de juego como que todavía no me la creía, comparte la amapáyer; pero luego asumí que es la oportunidad soñada y para la que me he preparado; sabía que tengo una responsabilidad con otras mujeres que pueden seguir mis pasos.

Julissa tiene una hija de seis años que le ha confesado querer seguir los pasos de su madre y desea ser pelotera profesional. La joven árbitro se emociona con la vocación temprana de la niña.

Mi hija tiene seis años y me vio anoche por televisión, me lo dijo muy emocionada, relata; quiere ser pelotera, así es que cuando entro al diamante, tengo que hacer mi mejor esfuerzo por ella. Pienso todo el tiempo en esa gran responsabilidad.

Esta noche, cuando Julissa Iriarte por primera vez en su carrera se plante firme detrás del catcher, el estadio se sumirá en un silencio intimidante a la espera de que suene un tablazo o que el bateador falle en el intento. Entonces, la joven sinaloense gritará con autoridad: ¡Strike!

Fuente: La Jornada

Foto; La Jornada

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