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Con acto fugaz en Madrid, escultor expone la lujuriosa vida privada de Juan Carlos I

Nicolás Miranda colocó una pieza del rey emérito con un rifle que apunta al símbolo de esa ciudad.

Madrid. Fue una acción artística fugaz, pero cuya repercusión logró su objetivo: llamar la atención sobre la lujuriosa vida privada del rey emérito español Juan Carlos I, quien recientemente estuvo en España en un viaje de seis días, primero en Galicia y después en la capital del País Vasco, Vitoria.

Durante más de 10 minutos, el artista chileno Nicolás Miranda logró colocar una pieza escultórica de poliuretano en la que aparece el ex monarca con un rifle de caza, en posición estratégica para que parezca que apunta directamente a otra estatua, la del símbolo de la ciudad de Madrid, la de El Oso y el Madroño. El alcalde de la ciudad, el conservador José Luis Martínez Almeida, reaccionó con furia al acto, que calificó de imbecilidad.

Miranda trasladó desde su país la pieza que pinceló allá. Para introducirla en España la separó por piezas y la colocó en dos maletas. Una vez en Madrid, y con tan sólo dos días de diferencia desde que el ex monarca regresó a su residencia habitual desde hace unos años, Emiratos Árabes, la armó de nuevo y la preparó para la acción artística, que tituló Estrategias parasitarias para la sobrevivencia en un mundo cruel.

Ubicación concurrida

Llevó su obra a la Puerta del Sol, donde se encuentran, por un lado la sede del gobierno autonómico de la Comunidad de Madrid, y sólo a unas calles la del ayuntamiento de la ciudad. Suele ser un lugar lleno de turistas y comercio, por tanto, de policías que se ocupan de la seguridad. De hecho, una comisaría está a sólo 30 metros de El Oso y el Madroño.

La elección del lugar no fue baladí, así como la propia escultura, en la que aparece el rey emérito con una escopeta de caza, con lo que de inmediato se viene a la mente uno de sus episodios biográficos más polémicos y repudiados, cuando en 2006 viajó a un bosque de Rusia, a unos 600 kilómetros de Moscú, para cazar un animal que pasó a la posteridad, Mitrofan, un oso pardo de cuatro años que vivía en un bosque bajo el cuidado de los servicios forestales rusos y servía para el entrenamiento de perros de presa.

De hecho, lo que se supo después de la cacería es que el ejemplar fue llevado hasta donde se encontraba el rey emérito y soltado unos minutos después de que se le dispararan dardos tranquilizantes para que fuera abatido a placer por Juan Carlos I.

De ahí que el artista chileno decidió colocar su escultura apuntando precisamente a la de El Oso y el Madroño. El monumento madrileño lo conecto con la monarquía española para hacer una parodia al símbolo de la ciudad. Pero al final todo tiene que ver con el lenguaje visual, explicó Miranda al portal digital Eldiario.es, al que además advirtió que muchos españoles relacionan al antiguo rey con una lujuriosa vida privada y con su afición a la caza de animales en peligro de extinción como bisontes, elefantes y osos. De ahí que su intención fuera la de ridiculizar su figura.

La acción duró unos 10 minutos, hasta que la policía municipal decidió retirar la obra de la vía pública y entregársela al artista, que la expondrá, junto con otro material fotográfico y documental en la galería La Parcería, de la localidad de Arganzuela.

El alcalde de Madrid, el conservador José Luis Martínez-Almeida, tildó la acción de imbecilidad, y sobre imbéciles no hablo, expresó, visiblemente molesto.

 

Fuente: La Jornada

Foto: La Jornada

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